Gangneung (Corea del Sur), 17 feb (dpa) – El español Javier Fernández logró hoy poner un brillante punto y final a su carrera olímpica al colgarse la medalla de bronce en patinaje artístico, una especialidad práctimente ignota en su país hasta su aparición.
Fernández sólo se doblegó ante la potencia acrobática de los patinadores japoneses, que lograron el oro y la plata gracias a Yuzuru Hanyu y Shoma Uno, respectivamente.
Después del sólido programa corto del viernes, en el que fue segundo con una valoración de 107,58 puntos, el español sumó hoy 197,66 puntos en el largo para una marca total de 305,24 unidades.
Pese a dos ligeros errores en los saltos, Hanyu fue premiado por la alta dificultad de su programa, que contenía cuatro cuádruples, y se puso en cabeza con una puntuación de 206,17 unidades en su rutina libre, con lo que sumó un total de 317,85 y logró revalidar el título de 2014 pese a pasar los últimos tres meses sin competir por una lesión de tobillo.
El excepcional patinador nipón, con el que Fernández comparte entrenamientos a las órdenes de Brian Orser en Toronto, se convirtió además en el primer hombre en encadenar dos oros olímpicos desde que lo hiciera el estadounidense Dick Button hace 66 años.
Uno, que patinó último y también incluyó cuatro cuádruples en su programa libre, obtuvo una valoración global de 306,90 puntos para arrebatarle la plata al español en el suspiro final.
En cualquier caso, la medalla de Fernández supone un éxito sin precedentes para el deporte español, que el jueves logró ya romper con una sequía de 26 años sin podios invernales cuando Regino Hernández se colgó el bronce en snowboard cross.
Hasta entonces, sólo Francisco Fernández Ochoa (oro en el slalom de Sapporo 1972) y su hermana Blanca (bronce en la misma prueba de Albertville 1972) habían logrado una presea olímpica invernal.
Descartados los tres oros ganados en el esquí de fondo de Salt Lake City 2002 por el nacionalizado Johann Mühlegg, que fue descalificado por doping, España nunca había logrado más de una presea en unos mismos Juegos Olímpicos blancos.
«A lo mejor no es una medalla de oro ni de plata, pero para mí sí lo es», dijo el español. «Todo el trabajo que hemos puesto en el patinaje ha servido para conseguir un sueño», agregó.
Seis veces campeón de Europa y dos veces campeón mundial, Fernández perseguía en Corea del Sur la última gesta que le falta, una medalla olímpica. Después de su frustrante cuarto puesto en Sochi 2014, el color era lo de menos, pero Fernández no descartaba pelear por la victoria en el Ice Arena de Gangneung.
No era fácil, pues el español, que piensa en una retirada gradual tras los Juegos, estaba rodeado en la lucha por las medallas por patinadores asiáticos que prácticamente compiten en casa en la ciudad surcoreana.
Hanyu provocó la locura en el estadio en sus dos interpretaciones, que finalizaron con una lluvia sobre el hielo de ositos de peluche de Winnie the Pooh, figura de cuentos infantiles por la que el japonés siente predilección.
Fernández patinó justo después del número uno. Su programa, con música del musical «El Hombre de la Mancha», era menos aéreo, pero el español confiaba en hacerlo a la perfección para convencer a los jueces.
Sin embargo, un error en un cuádruple Salchow que dejó en apenas un doble le penalizó demasiado. «Ha sido el fallo que (si no cometo) a lo mejor podría haber dado un paso más arriba en el podio», admitió el patinador, que ahora se tomará un descanso para decidir si continúa una temporada más o no.
Consciente de la realidad del patinaje, el español sabe que completar otro ciclo olímpico en lo más alto es una quimera. «Ya veis el talento que tienen los que vienen por detrás», advirtió. «Son más jóvenes, están más frescos. Para mí es prácticamente imposible mantenerme allí arriba ahora mismo».
Por Ignacio Naya (dpa)