(dpa) – Camino a la inmortalidad en el mundo del esquí, Marcel Hirscher ya no necesita abrir más puertas en Austria.
Con su triunfo 55 en la Copa del Mundo de esquí alpino, el seis veces campeón de la general logró hoy un hito su carrera: superó en triunfos a su compatriota Hermann Maier para reclamar un sitio entre los mejores esquiadores de la historia.
«Estos son récords de mucho peso», afirmó Hirscher cuando igualó la marca de Maier esta semana en el slalom nocturno de Schladming, en su tierra natal. «Es un sueño cumplido». Hoy lo dejó atrás con su victoria en el slalom gigante disputado en la estación alemana de Garmisch-Partenkirchen.
Para la república alpina, Maier es un auténtico superhéroe: «Herminator». Y no sólo por sus triunfos y títulos, que incluyen dos oros olímpicos, tres mundiales y cuatro Bolas de Cristal en la general de la Copa del Mundo, sino por su capacidad para recuperarse de situaciones límites, como el «Terminator» que interpretaba el actor también austríaco Arnold Schwarzenegger en Hollywood.
En pleno apogeo de su carrera, Maier sufrió un accidente de motos que casi le cuesta la amputación de una pierna. Su perseverancia y esfuerzo no sólo le permitió salvarla, también le dio la posibilidad de regresar al esquí y seguir cosechando victorias.
Por eso, ser comparado con «Herminator» es un orgullo para Hirscher, que dominó el esquí alpino en las últimas seis temporadas y va camino a su séptimo título. «Es increíble. Y veremos que más es posible», destacó el astro de 28 años.
Nadie duda de que Hirscher se alejará pronto de su antecesor para consolidarse como el segundo hombre en número de victorias, sólo detrás de las 86 del sueco Ingemar Stenmark.
Incluso Maier lo anticipó en el mensaje de felicitación que hizo público. Por supuesto recordó también que otra podría haber sido la historia sin aquel accidente de motocicleta, que frenó su marcha arrolladora después de haber logrado «más de 40 victorias» en cuatro inviernos. También trajo a la memoria su récord aun imbatible de 13 victorias en la temporada 1999/2000, con cuatro Bolas de Cristal: en descenso, en slalom gigante y en super gigante, además de la general.
Para muchos austríacos, Maier o Hirscher es una verdadera cuestión de fe. Las diferentes formas en llegar al éxito dividen a sus fanáticos. Maier fue apartado del equipo austríaco por su supuesta falta de perspectivas, trabajó como albañil y financió por sí mismo su carrera en competencias regionales, hasta que se pudo afianzar cuando ya había cumplido 23 años.
Hirscher, en cambio, estaba llamado a ser estrella desde adolescente y, un año después de su debut, con 19 años llegó a su primer podio en 2008.
Maier hechizó al país con sus victorias y también con sus impactantes frustraciones. Su caída en el descenso de los Juegos Olímpicos de Nagano 1998, cuando voló decenas de metros y frenó pasadas las dos barreras de contención, se convirtió en una imagen que recorrió el mundo. Tanto como su presencia en lo más alto del podio unos días después del tremendo impacto con sus medallas doradas en el supergigante y en el slalom gigante.
Más impactante aún fue el regreso tras el accidente de motocicleta en agosto de 2001, que le hizo perder dos temporadas de la Copa del Mundo y los Juegos de Salt Lake City en 2002. La revancha la tuvo con la Bola de Cristal de 2003/2004, un título mundial en Bormio 2005 y dos medallas olímpicas en Turín 2006.
Allí le saca diferencias a Hirscher, que sin embargo ya mostró signos de poder superar adversidades. A principios de esta temporada se fracturó el tobillo en su primer día de entrenamiento y regresó sin secuelas para dominar la Copa del Mundo.
Sin embargo, para el ganador de cuatro títulos mundiales entre 2013 y 2017 todavía hay una cuenta pendiente, que es el escalón más alto de un podio olímpico. Cuarto en slalom y quinto en slalom gigante en Vancouver 2010 y segundo y cuarto en Sochi 2014, Hirscher aspira a quitarse el estigma dentro de dos semanas en Pyeongchang, para acercarse todavía más a la leyenda de «Herminator».
Por Manuel Schwarz