(dpa) – Los Minnesota Vikings quieren reescribir la historia: cuando mañana visiten a los Philadelphia Eagles en la final de Conferencia Nacional de la NFL buscarán una victoria que los coloque a las puertas de celebrar en casa el título en la Liga estadounidense de fútbol americano, un hecho inédito en la competencia.
Nunca en la historia de la Liga un equipo ganó el Super Bowl jugando en casa. Después del milagro que consumaron la semana pasada en la victoria ante los New Orleans Saints, los Vikings quieren llegar a la definición del 4 de febrero, que se llevará a cabo en US Bank Stadium de Minneapolis, su casa desde 2016.
Por el otro lado de la llave, los campeones defensores, los New England Patriots, intentarán clasificarse a un nuevo Super Bowl cuando se midan en la final de la Conferencia Americana ante los Jacksonville Jaguars, con el astro Tom Brady en duda por una lesión en su mano derecha.
Cuando en 2014 Minneapolis fue seleccionado por la NFL para albergar el Super Bowl 52, nadie esperaba que los Vikings estuvieran entre los cuatro primeros cuatro años después. La temporada 2013/2014 la terminaron con un récord de cinco victorias, diez derrotas y un empate.
Tampoco nadie tenía en cuenta a los Vikings al comienzo de esta temporada. Considerado uno de los «eternos perdedores simpáticos», Minnesota nunca pudo levantar el trofeo Vince Lombardi, después de haber llegado cuatro veces al Super Bowl, la última en 1977.
La campaña no comenzó bien, pero el mariscal de campo suplente Case Keenum le dio a Minnesota un rendimiento superior y lo confirmó la semana pasada ante los Saints, cuando conectó un pase de 61 yardas para que Stefon Diggs corriera y consiguiera la anotación decisiva justo cuando se acababa el tiempo.
«Es increíble», dijo Keenum con respecto a la temporada actual. Que el jugador de 29 años esté en los campos de juego y haya completado una campaña fantástica se debe, en gran parte, a que el «quarterback» titular de los Vikings, Sam Bradford, se lesionó la rodilla al inicio del torneo. «Es alguien para quien quieres jugar», dijo el receptor de los Vikings, Adam Thielen, refiriéndose a Keenum.
Para la NFL, una potencial participación en el Super Bowl de los Vikings significa problemas logísticos. «Estamos viendo la situación, no hay dudas, y hemos estado haciendo eso por bastante tiempo», afirmó el director de eventos de la NFL, Peter O’Reilly, a la revista deportiva estadounidense «Sports Illustrated».
«Tenemos un plan de emergencia muy detallado. Nunca lo hemos usado, pero existe», añadió el directivo. Normalmente, la NFL habría comenzado con los preparativos para el Super Bowl en Minneapolis apenas concluida la serie regular, pero debieron postergarlos ya que los Vikings se clasificaron para los play offs como el segundo mejor equipo en la Conferencia Nacional.
Por eso, el US Bank Stadium recién quedó disponible esta semana, después del «Milagro de Minneapolis», como la prensa estadounidense calificó a la victoria de los Vikings por 29-24 sobre New Orleans.
A pesar de haber costado 1.100 millones de dólares y haber sido inaugurado en 2016, el estadio necesita varias remodelaciones y construcciones especiales para albergar el 4 de febrero al mayor acontecimiento deportivo del año en Estados Unidos.
En la otra llave, la incertidumbre pasa por el estado de la mano del astro Tom Brady, que espera recuperarse para intentar llevar a los Patriots por octava vez al Super Bowl.
Sin nada que perder, los Jaguars esperan dar otra sorpresa cuando visiten el estadio de Foxborough, tal como hicieron la semana pasada ante Pittsburgh Steelers.
Por Hansjürgen Mai