(dpa) – «Más nuevos, rápidos y mejores»: así promete el sector de los smartphones sus novedades. Pero las organizaciones ecologistas llevan tiempo exigiendo una mayor conciencia y responsabilidad.
Al sector se le acusa de fabricar aparatos de corta duración, ciclos de producción innecesariamente rápidos, enormes daños medioambientales y malas condiciones laborales en la producción.
Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU), en 2016 se registraron 44,7 millones de toneladas de basura electrónica en el mundo y se espera que la cifra aumente a 52,2 millones hasta 2021. El valor del oro, la plata, el cobre, el platino y el paladio que llevan los aparatos se calcula en 46.800 millones de euros.
Lo que hace tan problemática la fabricación de estos aparatos es la necesidad de valiosos metales preciosos y sobre todo de las llamadas tierras raras, que se extraen utilizando químicos dañinos para la salud.
La «caza» de cantidades cada vez mayores de materias primas en la naturaleza provoca grandes daños y puede llevar a que pronto se agoten muchos recursos. A ello se añade el consumo de energía: entre 2007 y 2017, la producción de smartphones requirió, según datos de Greenpeace, 968 teravatio hora, equivalente al consumo energético completo de India al año.
Sin embargo, no todas las empresas tecnológicas actúan igual. Greenpeace estudió recientemente el uso de energías renovables, sustancias químicas o la práctica del reciclaje de materias primas por parte de las empresas. También analizó junto con la firma iFixit la facilidad de reparar los aparatos dañados.
El resultado de su estudio lo lidera Fairphone por delante de Apple: ambos renuncian a productos químicos peligrosos y producen de forma sostenible con el clima, añade.
Sin embargo, Apple sale mal parada en lo que respecta a la posibilidad de reparación de sus aparatos, siendo Dell y HP las que mejor puntúan en ese aspecto. Al otro lado, las chinas Huawei, Oppo y Xiaomi fueron especialmente criticadas por la breve duración de sus teléfonos móviles.
En el informe de Greenpeace saca también mala nota la líder del mercado Samsung, que fabrica sus teléfonos en el sureste asiático sobre todo con energía térmica a partir de carbón, dañina para el medio ambiente.
Otro estudio reciente de la organización medioambiental alemana Deutsche Umwelthilfe (DUH) sobre la sostenibilidad en el sector critica también que la sostenibilidad es más bien una excepción en el sector de los smartphones, pero cita algunos ejemplos positivos: a la hora de reparar, destacan empresas como Asus, Fairphone, Shift o Zyxel, que ponen a disposición de los usuarios y empresas de reparación los componentes necesarios.
El informe también destaca a empresas que venden aparatos de segunda mano, como Congstar (Telekom), Fairpohone o Shift en el caso de Alemania. En Estados Unidos, Apple y Samsung hacen lo mismo.
Las asociaciones medioambientales dirigen una larga lista de peticiones a la industria y a los políticos, como una bajada del impuesto sobre el valor añadido (IVA) para incentivar la compra de productos sostenibles con el medio ambiente o de segunda mano.
También exigen un «derecho de reparación» para los smartphones, que se traduce en obligar a los fabricantes a suministrar componentes, lugares donde puedan repararse los celulares y actualizaciones de software a un precio adecuado. Y piden que las empresas telefónicas no intenten atraer clientes permanentemente con nuevos teléfonos.
Sin embargo, no sólo los productores pueden contribuir a un sector más sostenible: también los consumidores deben intentar no sucumbir a cada último modelo del sector. También se recomienda que lleven a reparar un smartphone cuando se les estropee y priorizar aparatos de segunda mano a la hora de comprar uno. Y sobre todo, no deshacerse de los viejos smartphones tirándolos al a basura, porque entonces no podrán reutilizarse y reciclarse, perdiéndose muchos recursos.
Por Jenny Tobien