Madrid, 8 feb (dpa) – Aún faltan tres años para que «Mediterráneo», el icónico disco de Joan Manuel Serrat, cumpla esas redondas cinco décadas que tanto se prestan a giras de recuerdo. Sin embargo, la vida ha enseñado al septuagenario cantautor catalán que es mejor apurar el presente. Y por ello, se lanza a ese mar al que pertenece para embarcarse en solitario en un regreso a los orígenes.
Su gira «Mediterráneo da capo», término italiano que en la música se utiliza para volver al inicio, le llevará a recorrer desde abril y hasta entrado 2019 toda la geografía española y buena parte de esa América Latina en la que también se siente «en casa». «Espero llegar en óptimas condiciones», dijo hoy ante los medios en el madrileño Círculo de Bellas Artes. «Pero sobre todo, espero llegar al final en no tan malas condiciones» y así poder emprender -o no- otra aventura.
No en vano, a sus 74 años siente que los plazos «cada vez se van acortando». Y estos, en los que entre otros reveses tuvo que superar un cáncer de vejiga, le enseñaron que lo que hace medio siglo le parecía infinito «es sumamente finito y muy delicado». También por eso dividirá el tour en dos o tres bloques, para no estar temporadas tan largas fuera. «Mis nietos viven en Barcelona y en Madrid y me gusta que mi mujer me reconozca cuando esté de regreso», explicó.
Aunque la convocatoria era para presentar su nuevo espectáculo, Serrat no quiso revelar mucho. Tan sólo contó que las diez canciones de «Mediterráneo» (1971), entre ellas algunas tan icónicas como «Lucía» o la que da nombre al disco, serán el eje alrededor del que aparecerán otras, «no todas conocidas y algunas sorprendentes». Y si bien disfrutó mucho en sus giras junto a Joaquín Sabina y con Ana Belén, Víctor Manuel y Miguel Ríos, esta vez no habrá invitados.
Como catalán que en los últimos meses se ha mostrado crítico con el «procés» soberanista en la región, era inevitable que la convulsa situación política en Cataluña se hiciera un hueco en la rueda de prensa. «Estamos en la feria de los disparates. Pasamos de no tener presidente a la opción de tener dos», comentó sobre la fórmula que se baraja para que el destituido ex «president» Carles Puigdemont, perseguido por la Justicia e instalado en Bruselas, mantenga una simbólica presidencia.
Aunque las elecciones al Parlamento catalán fueron en diciembre, no se puede hablar de «resaca» porque «la fiesta sigue» y los políticos continúan «mareando la perdiz», añadió. «Creo que al final se van a marear porque no acaban de reconocer dónde está la salida». Eso sí, también subrayó que aunque como personaje público está obligado a responder a quienes le piden su opinión, su función no es dar mensajes. «Subo a un escenario para acompañar, no aleccionar», zanjó.
Divertido y siempre atento con los medios -como no funcionaba bien el sonido no dudó en bajarse de la banqueta y mezclarse con los periodistas- Serrat se mostró muy ilusionado con este regreso a esa patria líquida que para él es el mar. «En una época de fronteras, yo me siento un hombre absolutamente integrado en el Mediterráneo, porque he crecido en esta cultura», señaló. Y ese mar es «gloria y miseria», no se puede cantar sólo una u otra cara.
Eso sí, subrayó, este regreso al origen lo hace por puro placer. «Con todo lo recogido en estos años vuelvo a juntar aquellas canciones con los arreglos de la primera grabación», apuntó, pero nadie lo ha «forzado» ni «amenazado» para emprender el espectáculo. «Simplemente, he pensado que por qué esperar a los 50, yo le anticipo el cumpleaños. Quién sabe si de aquí a tres años no tengo aire para soplar las velas».
Por Elena Box (dpa)