Greifswald, 23 nov (dpa) – Como una estación espacial que acaba de aterrizar en medio de Pomerania Occidental, en el noreste de Alemania, el reactor experimental Wendelstein 7-X está posado en un recinto cuadrado en las cercanías de ciudad de Greifswald.
Está compuesto de un gran número de piezas de acero, caños y cables, pesa 1.000 toneladas y, porque a pesar de todo aquí rige la fuerza de gravedad, está rodeado de andamios.
Sin embargo, se trata de algo extraterrestre y del intento de traerlo a la Tierra: la generación de energía por fusión nuclear.
Thomas Klinger, que dirige el proyecto, habla de la más primaria de todas las fuentes de energía primarias. «Son las centrales energéticas del universo». El Sol y las estrellas generan su energía por medio de la fusión nuclear.
Los combustibles fósiles, la fisión nuclear, la energía eólica o solar, todo eso ya se está utilizando. «Pero luego hay una olla que aún está cerrada». Y en esa olla hay un potencial enorme: con dos litros de agua y aproximadamente 250 gramos de mineral, se puede cubrir la necesidad energética de una familia durante todo un año, sin generar dióxido de carbono (CO2).
Este combustible tiene un valor energético diez millones de veces más alto que el carbón, asegura Klinger.
La física que está detrás ya está bastante investigada. Núcleos atómicos de hidrógeno se fusionan en helio y liberan en el proceso enormes cantidades de energía.
Hasta ahí, la teoría. Técnicamente, el desafío es enorme. Para ello, debe calentarse plasma a 100 millones de grados. El plasma conduce la electricidad y sus partículas pueden moverse más libremente que en el gas. El plasma es sostenido por imanes enormes. Estos son enfriados en Greifswald a menos 270 grados, para que después de su puesta en marcha apenas gasten energía. El proceso de enfriamiento lleva casi dos meses.
Los gastos para esta planta: unos 400 millones de euros (unos 450 millones de dólares). Si se suman los costos acumulados -por ejemplo, para el personal- se llega a unos 1.300 millones de euros.
Los investigadores en Greifswald se están ocupando, en vez de de la fusión, de las propiedades del plasma. Una de las principales tareas de Wendelstein 7-X es lograr un funcionamiento continuo. El plasma relevante para la fusión no debería generarse, como hasta ahora, solo por algunos segundos, sino por media hora.
Klinger dice que técnica y físicamente hay un mundo por atravesar. En cambio, de la media hora al funcionamiento continuo no es tanto. Para este funcionamiento más prolongado fueron instalados hace poco 600 circuitos de agua de refrigeración.
¿Y cuándo se levantará la primera central energética? Klinger estima que eso ocurrirá en la segunda mitad de este siglo.
Demasiado tarde, considera Claudia Kemfert. «Necesitamos ahora soluciones para luchar contra el cambio climático», subraya la experta en energía del Instituto de Economía de Alemania. «Muchos estudios indican con razón que el futuro está en las energías renovables».
¿Se podría haber avanzado más? «Definitivamente», dice Klinger. «Es simple, porque no se hizo nada o muy poco». Hubo otras prioridades, explica. La energía no fue un tema prioritario durante mucho tiempo. «Había suficiente petróleo, suficiente gas».
La fisión nuclear debe su progreso a los militares. Los reactores actuales son en realidad reactores de submarinos pero más grandes. «Por suerte, la investigación se mantuvo con vida», comenta Klinger en referencia a la fusión nuclear.
Según Klinger, la fusión nuclear es más segura que la fisión. Incluso si un grupo de terroristas dirigiera un avión directamente a la cámara de combustión, se liberaría claramente menos material radiactivo y de menor duración que en el caso de la fisión nuclear. Asegura que no hay productos de fisión altamente radiactivos que habría que almacenar durante decenas de miles de años.
El acero en los componentes se vuelve radiactivo, sí, pero después de entre 50 y 150 años puede volver a utilizarse. Además, afirma que no es posible una reacción en cadena como en el reactor nuclear de Chernobyl. El experto compara la fusión nuclear con una vela, que simplemente se extingue si algo va mal.
Por Christopher Hirsch (dpa)