(dpa) – Conservadores y socialdemócratas alemanes se reunieron ayer en una primera toma de contacto conscientes de la «inmensa» tarea que tienen por delante los próximos días para dar luz verde a las negociaciones para formar un Gobierno de coalición y acabar así con la incertidumbre en la mayor economía de Europa.
Los líderes de la coalición Unión Cristianodemócrata (CDU)-Unión Cristianosocial (CSU) y del Partido Socialdemócrata (SPD) -Angela Merkel, Horst Seehofer y Martin Schulz respectivamente- se sentaron a la mesa bajo una gran presión más de tres meses después de las elecciones generales del 24 de septiembre tras el fracaso del primer intento de la canciller Merkel de formar una alianza con ecologistas y liberales.
El objetivo de la CDU es reunir los requisitos para tener un Gobierno estable, recordó Merkel poco antes de dar inicio la reunión. «Creemos que las tareas que se presentan ante nosotros y para lo que contamos con el apoyo del electorado son inmensas».
La mandataria acudió «optimista» a la reunión. «Creo que se puede lograr», declaró. «Sin embargo, tengo claro que los próximos días tendremos que hacer frente también a un enorme trabajo. Pero todos tenemos la voluntad de llevar a cabo este trabajo y lograr un buen resultado».
«Trabajaremos muy rápido y de manera muy intensa, eso es lo que nos hemos propuesto», declaró Merkel sobre los primeros contactos que previsiblemente duren hasta el próximo viernes.
Para Merkel es importante poder asegurar el bienestar de los ciudadanos «los próximos cinco y diez años», así como velar por la seguridad interna y externa del país y de la política europea.
En los últimos días, los críticos recordaron a la mandataria alemana como al SPD y la CSU la necesidad de emprender reformas en el país. Tanto Schulz como Seehofer dejaron claro que no van a permitir que se continúe como hasta ahora en el nuevo Ejecutivo.
El líder del SPD señaló ayer la importancia de que el nuevo Gobierno reforme Alemania y logre un país a la altura de los tiempos. Esto se aplica tanto a la política de educación como también a las inversiones en la construcción de viviendas o a las infraestructuras y cuidados sanitarios, declaró.
El SPD acude abierto a resultados, insistió Schulz. Sin embargo, explicó que si bien su partido no ha fijado «líneas rojas» en las negociaciones sí que quiere «en lo posible aplicar una política roja en Alemania», comentó en relación al color con que se asocia a los socialdemócratas.
Asimismo, la fase previa de contactos no durará tanto como la de los conservadores con los ecologistas y los liberales, recordó sobre las reuniones que tuvieron lugar tras las elecciones del 24 de septiembre y que acabaron fracasando a finales de noviembre. Tras cinco días estará claro si se puede negociar o no una coalición, declaró Schulz.
Por su parte, el líder de la CSU, Horst Seehofer, auguró días complicados. «Debemos ponernos de acuerdo», comentó antes de la reunión en Berlín. Tenemos ante nosotros cinco días tensos de negociaciones de tres partidos, indicó. Seehofer señaló que no quiere comenzar los contactos ya con condiciones, pero para la CSU hay una cosa clara: «No queremos que nuestro perfil se difumine», afirmó, aunque intentará que «las cosas lleguen a un buen fin».
Los líderes de los tres partidos quieren hablar hasta el viernes, cuando la decisión de si recomiendan a sus cúpulas iniciar negociaciones formales o no deberá estar ya sobre la mesa.
Ayer se reunieron en la sede del SPD, pero también lo harán en la de la CDU y en la representación de Baviera en Berlín. Para evitar que se convierta en un circo mediático como ya ocurrió durante el primer intento para formar Gobierno entre conservadores, liberales y ecologistas, se acordó ayer no conceder entrevistas hasta que concluya la primera ronda de contacto.
A pesar de que en el país impera el optimismo, son muchas las voces que apuntan que, de salir todo a pedir de boca, Berlín no contaría con un nuevo Ejecutivo hasta finales de marzo o principios de abril.
Antes, el SPD tendrá que consultar a finales de enero en un congreso extraordinario si entre sus filas hay disposición a iniciar conversaciones formales para integrar el Ejecutivo y más adelante pedir a sus más de 400.000 militantes luz verde sobre el acuerdo de coalición al que se llegue con los conservadores.
Por Almudena de Cabo