Madrid, 8 feb (dpa) – La diputada izquierdista Irene Montero hizo saltar la polémica en España al utilizar el pasado martes en el Parlamento la expresión «portavoces y portavozas», que no está recogida por la Real Academia Española (RAE) y que ella defendió hoy como ejemplo de un lenguaje más feminista, inclusivo e igualitario.
Lo que algunos consideraron un lapsus, un error o una simple «patada al diccionario» propició el debate a lo largo de toda la semana y enfrentó a la formación de Montero, Unidos Podemos, y al Partido Popular (PP) del conservador Mariano Rajoy.
El ministro de Educación y portavoz del Gobierno español, Íñigo Méndez de Vigo, fue hoy irónico al ser preguntado por el tema y aseguró en una entrevista en televisión que con ese tipo de expresiones se va a «mejorar mucho el sistema educativo» en España.
Por otra parte, y a raíz de una consulta sobre este término, la Real Academia Española (RAE) aseguró el miércoles a través de Twitter que el sustativo «portavoz» «es común en cuanto al género, lo que significa que coinciden su forma de masculino y femenino».
Ante las críticas y las matizaciones, Montero defendió la expresión.
«Aunque suena extraño, hagamos un esfuerzo por desdoblar el lenguaje o usar términos de forma inclusiva», pidió hoy la diputada izquierdista, quien destacó también que la RAE es «una institución formada mayoritariamente por hombres».
Tanto Montero como el líder de Podemos, Pablo Iglesias, recordaron que la RAE mantiene entre sus entradas «una acepción de la palabra ‘fácil'» que hace alusión a «una mujer» que «se presta sin problemas a mantener relaciones sexuales».
«Hacer una sociedad mejor y más justa para las mujeres implica también mejorar y cambiar el lenguaje para hacerlo inclusivo #portavoza», expresó Iglesias a través de Twitter.
El Partido Socialista (PSOE) apoyó la postura de Podemos. «Lo aplaudo y lo defiendo. A mi portavoz la llamo portavoza», dijo la vicesecretaria general de la formación, Adriana Lastra.
Las palabras de Montero recuerdan en España a la ya famosa expresión utilizada en 2008 por la socialista y entonces ministra de Igualdad Bibiana Aído, que habló de «miembros y miembras» de una comisión parlamentaria.