Nueva York, 6 feb (dpa) – Nueva York da un giro desesperado a su Semana de la Moda de febrero con propuestas más dirigidas a las redes sociales ante la continua fuga de grandes estrellas del calendario oficial, la última de ellas protagonizada por el diseñador Alexander Wang.
Del jueves 8 de febrero al viernes 16, centenares de diseñadores mostrarán por todo lo alto y ancho de Manhattan y cercanías sus propuestas para la próxima temporada otoño/invierno, así como colecciones cápsula de compra inmediata.
Mientras que las pasarelas europeas siguen sólidas y fieles a sus años de legado, una edición más la New York Fashion Week arranca con importantes cambios que hacen que editores y compradores se cuestionen el rol de la cuarta pasarela más grande del mundo.
No es ningún secreto que desde que las carpas de Bryant Park dejaron de ser la sede oficial del evento en septiembre de 2010, Nueva York no ha terminado de encontrar una fórmula para consolidar su Semana de la Moda, cada vez más esparcida por Manhattan y Brooklyn y con un incremento de desfiles y presentaciones que ponen en entredicho la propia reputación de la pasarela.
Si el pasado septiembre se conoció la noticia de que Proenza Schouler, Rodarte y Altuzarra, tres de los platos fuentes del calendario, habían decidido mostrar sus propuestas en París, este febrero le siguen Thom Browne y el español Del Pozo, quienes han decidido trasladar sus presentaciones a París y Londres, respectivamente.
Fiel a su papel revolucionario en la Semana de la Moda de Nueva York, Alexander Wang decide quedarse en la ciudad que le lanzó al estrellato pero se cae del calendario oficial del evento para crear su propia Fashion Week en diciembre y junio, en vez de las establecidas en febrero y septiembre.
Wang anunció hace unas semanas que su desfile y post-fiesta, conocidos como #wangfest, se celebrarán durante las pre-temporadas, siguiendo una estrategia de producción que permitirá que los clientes tengan sus diseños con más frecuencia.
Pero no todo son malas noticias para los asistentes a la New York Fashion Week, quienes por segunda temporada consecutivas podrán ver en directo las colecciones de Tom Ford, en esta ocasión de hombre y mujer por separado, o de la italiana Bottega Veneta, que se estrena en la pasarela norteamericana.
Victoria Beckham, quien poco a poco ha ido consolidando su rol en el evento, cambiará el escenario renacentista del clásico Cipriani por varias presentaciones a grupos selectos de editores en la Mansión James Burden del Upper East Side.
La diseñadora británica, quien en septiembre celebrará su décimo aniversario en la Semana de la Moda de Londres, no es la única que ha cambiado la majestuosa pasarela por eventos más selectos, ideales para su publicación en las redes sociales.
En una misma línea Derek Lam seguirá fiel a sus almuerzos en The Pool y Gilles Mendel mostrará su próxima colección en la lujosa tienda de macaroons Ladurée en Soho, creando un ambiente idóneo para subir fotos a Instagram.
Una de las pioneras de esta revolución en las redes es Lela Rose, quien ha diseñado toda la presentación de su colección otoño/invierno 2018 alrededor de la influencia de Instagram y el poder de interacción con el consumidor final. La diseñadora texana ha seleccionado a sus 10 “influencers” favoritas, que compartirán simultáneamente en sus cuentas un look de la colección.
Más allá de los cambios, la tradicional pasarela neoyorquina brillará con todo su esplendor con grandes clásicos como Michael Kors, Oscar de la Renta, Jason Wu, Carolina Herrera, Marc Jacobs, Coach o Calvin Klein por Raf Simons.
Por Anna Giralt (dpa)