(dpa) – La mayor amenaza para Golden State en busca de su tercer título de la NBA en cuatro años ya no parecen ser LeBron James y los Cleveland Cavaliers. Los rivales a vencer se llaman James Harden, Chris Paul y los Houston Rockets.
El sábado, horas después de que los Cavaliers recibieran 148 puntos en una derrota que hizo mucho ruido ante Oklahoma, los Rockets neutralizaron una remontada de los vigentes campeones y vencieron por 116-108 para sumar su segunda victoria de la temporada sobre los Warriors.
En las últimas tres temporadas, Cleveland se encontró con Golden State en las finales y cortó una posible dinastía de los Warriors con su victoria en 2016. Al comienzo de esta campaña, los dos equipos volvían a surgir como candidatos para acceder a un inédita cuarta final consecutiva.
Sin embargo, los problemas defensivos de los Cavaliers los llevaron a perder nueve de los últimos 12 partidos para caer al tercer puesto de la Conferencia Este con 27 triunfos y 18 derrotas, más cerca del octavo lugar que del liderato.
«Nunca en mi vida me habían metido 148 puntos, creo que ni siquiera en los videojuegos», remarcó James tras perder con los Thunder. «La verdad es que no tengo ni idea de lo que va a pasar con nuestro equipo», añadió el astro de los Cavaliers.
En cambio, los Rockets, con dos victorias en tres juegos ante los Warriors, se mantienen a tiro de los campeones en la Conferencia Oeste con una marca de 33-12. Los californianos mandan con un récord de 37-10.
«Todo el mundo dirá que es por CP (Chris Paul), pero creo que la diferencia de ellos entre este año y el año pasado es que están jugando más duro», afirmó el astro de los Warriors Kevin Durant sobre la actualidad de los Rockets. «Simplemente, ellos están jugando más duro en el lado defensivo del campo», añadió Durant.
Las estadísticas parecen avalar sus palabras. Con 107,3 puntos cada 100 posesiones, los Rockets están duodécimos en el ranking defensivo de la NBA, cuando en 2017 figuraban décimo octavos, con 109,0.
Para ello no sólo ayudó la llegada de Paul, sino también el arribo de dos especialistas defensivos como P.J. Tucker y el camerunés Luc Mbah a Moute.
Igualmente, la clave del éxito del conjunto de Mark D’Antoni parece estar en el «monstruo de tres cabezas» que conforman Harden, Paul y el pívot suizo Clint Capela, una de las revelaciones de la temporada. Si bien las lesiones limitaron al trío a solo 18 partidos juntos, los Rockets los ganaron todos, incluidos los dos sobre los Warriors.
«Somos mejores que ellos», remarcó en la cadena ESPN Capela, que está cumpliendo su mejor temporada en la NBA con 14,5 puntos y 10,7 rebotes de promedio, además de liderar la Liga con un 66,4 por ciento de aciertos en tiro de campo.
En ofensiva, su trabajo consiste en jugar el denominado «pick and roll» ya sea con Harden y Paul, que le permite definir numerosas jugadas con bandejas sencillas y volcadas.
Pero también en defensa es vital la tarea del pívot de 2,08 metros y 23 años. Con 1,74 tapones por juego está octavo en el ranking de la Liga. Y en particular ante los Warriors, su capacidad atlética permite que los Rockets puedan rotar marcas para neutralizar las múltiples variantes ofensivas de los vigentes campeones.
Cuando Capela está en el campo, Golden State está casi obligado a prescindir de sus centers naturales como el georgiano Zaza Pachulia o JaVale McGee, demasiado lentos para contener al suizo. Eso lo obliga a una alineación pequeña, con Draymond Green (2,01 metros) como pívot.
Por el momento, el conjunto conducido por Steve Kerr no está especialmente preocupado. Todavía poseen la mejor marca de la Liga, y la derrota del sábado terminó con la mejor racha ganadora de la franquicia como visitante, con 14 triunfos seguidos.
Sin embargo, por primera vez en mucho tiempo, la mayor amenaza para su dominio es alguien que no es ni James y ni los Cavaliers.
«Obviamente han sido el mejor equipo del campeonato durante los últimos cuatro años», dijo Harden. «Y eso es lo que intentamos construir».
Por Chris Bernucca