Berlín, 14 mar (dpa) – Tras numerosas tensiones y vicisitudes, Alemania puso fin a su mayor crisis de Gobierno con la reelección como canciller de la líder conservadora, Angela Merkel, por cuarta vez consecutiva casi seis meses después de las elecciones.
Una gran parte de los presentes en el Parlamento alemán contuvo seguramente hoy el aliento durante un instante hasta que el presidente de la Cámara legislativa, Wolfgang Schäuble, anunció el resultado de 364 votos a favor de la mandataria, de los 688 votos válidos de los diputados presentes en el Bundestag. Asimismo, hubo 315 votos en contra, nueve abstenciones y cuatro votos no válidos.
El resultado supone que 35 miembros de los partidos del nuevo Gobierno votaron en contra, se abstuvieron o no estuvieron presentes, mientras el apoyo a Merkel superó sólo en nueve votos la mayoría absoluta necesaria que necesitaba para la investidura.
Este exiguo apoyo no decepcionó a la mandataria. «Debo decir que estoy sencillamente feliz por la confianza», declaró en un programa de la televisión pública alemana ARD.
El cuarto mandato de la líder conservadora es considerado por muchos como sus últimos cuatro años al frente de Alemania. Sin embargo, Merkel dejó hoy abierto si será así y contestó que quiere concentrarse ahora en el inicio del nuevo período legislativo y en el comienzo del trabajo.
«Ya me conocen. Yo doy siempre la respuesta cuando es necesario», agregó la mandataria, que extenderá ahora a 16 años la dirección del Gobierno que asumió en 2005, igualando a quien fuera su mentor dentro de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Helmut Kohl.
El nuevo Ejecutivo formado por la CDU con su socio hermanado bávaro, la Unión Cristianosocial (CSU), y el Partido Socialdemócrata (SPD) enfrenta numerosos retos: en el exterior, tendrá que lidiar con mandatarios como el presidente estadounidense, Donald Trump, mientras en el interior se verá las caras con el partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), líder de la oposición tras irrumpir en el Parlamento como tercera fuerza política.
Merkel reconoció que no se puede continuar como hasta ahora, sino que se deben buscar soluciones a los problemas de las personas. El nuevo Gobierno se toma esto «con gran seriedad».
Respecto a AfD, la canciller lo tiene claro: «La coalición tiene como objetivo solucionar los problemas que ha llevado a la gente a votar por este partido en señal de protesta». La pretensión es «empequeñecerlos y si es posible sacarlos de nuevo del Bundestag alemán».
Con motivo del inicio del nuevo Ejecutivo, el presidente federal de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, pidió recuperar la confianza perdida de los ciudadanos. Para ello «no es suficiente un refrito de lo antiguo», declaró justo antes de nombrar oficialmente a los 15 ministros que acompañarán a Merkel en su cuarto mandato.
«Este Gobierno debe probar su eficacia de manera nueva y diferente», afirmó Steinmeier, quien recordó la importancia de establecer un «diálogo abierto» con los ciudadanos.
El Gobierno de Merkel deberá afrontar otros grandes desafíos como el que supone la presión migratoria en el país, que fue uno de los principales puntos de fricción entre los partidos durante las negociaciones de Gobierno, para evitar una situación similar a la vivida en 2015, cuando Alemania recibió casi 900.000 refugiados.
La sesión de investidura de Merkel fue seguida desde la tribuna como es habitual por su madre, Herlind Kasner, y por primera vez por su marido, Joachim Sauer, a quien se le vio muy ocupado escribiendo con su portátil o con su móvil durante los descansos.
Con el Parlamento más fragmentado de la historia de Alemania desde que en 1953 se introdujera la cláusula del cinco por ciento de votos exigidos para contar con representación parlamentaria y el mayor de la historia del país con 709 escaños, Merkel tuvo que afanarse desde las elecciones del 24 de septiembre para lograr formar un Gobierno de coalición.
Nunca antes el país europeo necesitó tanto tiempo para formar Gobierno. El retraso en la formación de Gobierno se debió al intento de Merkel de forjar una inédita alianza con liberales y ecologistas, después de que los socialdemócratas, tras sufrir su peor resultado histórico desde 1949, descartaran categóricamente formar una nueva alianza y anunciaran a bombo y platillo que pasarían a la oposición.
El fracaso del primer intento para formar una alianza a finales de noviembre obligó finalmente al SPD a sentarse a negociar con los conservadores en un intento por evitar nuevas elecciones en el país. Tras días intensos de negociaciones y después de lograr el voto a favor de los delegados y de los militantes, el SPD dio luz verde al nuevo Gobierno a principios de este mes.
Comienza así la nueva legislatura de Merkel, que ha logrado mantenerse en el puesto, al que llegó por primera vez en 2005, después de que su agrupación fuera el partido más votado en las elecciones.
El primer mandato fue con el SPD, el siguiente gobernó con el Partido Liberal como socio menor y ya en el tercero, que finalizó el pasado mes de septiembre, retomó el modelo inicial de sellar una coalición con los socialdemócratas. Esta alianza entre los dos principales partidos del país será la que gobierne ahora hasta 2021.
Por Almudena de Cabo (dpa)