(dpa) – El rally Dakar es una competencia que pone a prueba a los pilotos pero también a las máquinas. Y para que los vehículos enfrenten y superen el desafío de completar 9.000 kilómetros de recorrido durante dos semanas sobre las diferentes topografías es necesario contar con un grupo de mecánicos a prueba de todo.
La cantidad de especialistas varía en número. Un equipo con un solo vehículo (moto, auto o cuatriciclo) puede tener entre dos y tres asistentes técnicos. Si se trata de un camión, entonces quizá sean cuatro o cinco. Mientras que una escuadra como Peugeot, que domina la edición 2018 entre los automóviles de la mano del español Carlos Sainz, cuenta con 25 personas y una decena de ingenieros para cuatro prototipos (los otros pilotos son los franceses Stéphane Peterhansel, Cyril Despres y Sébastien Loeb, el único de ellos que abandonó).
En una competencia nómade como el Dakar, que se traslada de manera constante durante dos semanas entre diferentes ciudades, el trabajo de la asistencia nunca termina.
El día comienza muy temprano porque que los motociclistas suelen largar a las 5:00 horas, mientras que los autos y camiones lo hacen un par de horas más tarde.
El despertador es el que, en cualquier caso, se encarga de indicar el inicio de una nueva jornada. Algunos mecánicos duermen en tiendas, mientras que otros eligen descansar dentro de los vehículos de asistencia para tener más intimidad y alejarse del ruido de los generadores y motores; en el campamento siempre hay movimiento.
Lo primero que hacen es poner en marcha los vehículos para comprobar que todo está bien. Además, se dan los últimos retoques de puesta a punto. Luego, desmontan el equipamiento de la asistencia, que incluye carpas, generadores de energía, mesas, herramientas. Una vez que el piloto va camino a la prueba especial, la asistencia mecánica sale rumbo al siguiente destino.
Este trayecto varía en función de las etapas, pero oscila entre seis y doce horas de viaje. Los camiones tienen un límite de velocidad de 90 kilómetros por hora y los autocaravanas, de 110 kilómetros por hora.
Durante el reabastecimiento, los mecánicos desayunan y cargan los vehículos de agua y combustible. Normalmente cumplen turnos de conducción mientras otro miembro del equipo descansa. Durante la marcha se sigue la etapa por Internet, vigilando el paso de los pilotos por los diferentes puntos del recorrido del día.
Aproximadamente a las 14:00 horas los mecánicos llegan al nuevo campamento. Lo primero que se hace es buscar la ubicación asignada en el predio y luego montan la asistencia. En el caso del Himoinsa Team, que este año alistó cinco motos para los españoles Gerard Farrés, Rosa Romero, Iván Cervantes, Dani Oliveras y Marc Sola, esto incluye un camión abierto, cinco carpas, cinco lonas, herramientas, repuestos.
Peugeot, en cambio, utiliza 30 vehículos para trasladar todo su equipamiento y personal. Si queda tiempo antes de la llegada de los pilotos, los mecánicos aprovechan para comer.
Una vez que los competidores llegan al campamento, los mecánicos comienzan con su verdadero trabajo, que incluye la limpieza de los vehículos, cambios de filtros, chequeos de suspensiones, frenos y el resto de elementos vitales. También se reemplazan las piezas que se hayan dañado.
Si no hay inconvenientes mecánicos graves, entre las 21:30 horas y las 22:00 horas los mecánicos se van a cenar, aunque eso puede variar si el piloto llega demasiado tarde. Eso exigirá restarle horas de descanso y trabajar de manera presurosa, porque los horarios de salida de cada participante no se modifican y si no se respetan se sufren penalizaciones o incluso la exclusión en caso de superar el límite de una hora después de la salida del último competidor.
Antes de dormir, comienza el desmontaje de todo lo que no es imprescindible para la mañana. Una vez completada esta tarea, los mecánicos, esos héroes anónimos del Dakar, se van a descansar para repetir la rutina al día siguiente
Por Lucas Rocca