Hannover (Alemania), 23 abr (dpa) – Desarrollar hoy las exigencias del mañana. Anticiparse a las necesidades de la industria creando herramientas que permitan ganar tiempo, aumentar la producción y que apenas consuma energía. Bajo estas premisas encaran su día a día las empresas que hasta el viernes se dan cita en la Feria de Hannover.
En el mayor escaparate industrial del mundo, que en su 70º edición tiene a México como país invitado, la inteligencia artificial y los robots de última generación se revelan como los actores principales en la automatización de procesos y la tecnología 4.0 de un futuro no tan lejano.
Almacenes inteligentes donde la mercancía se desplaza de forma autónoma a velocidades vertiginosas, carretillas elevadoras que cargan pallets a gran altura y a un ritmo intenso aunque trabajen en terrenos poco o nada uniformes, estaciones que recargan automóviles eléctricos en prácticamente el mismo tiempo que se tardaría en repostar gasolina y, sobre todo, manejo de datos, datos y más datos.
En las fábricas del mañana, recalcan desde Hannover, humanos y robots están llamados a ser grandes aliados. «La aceptación de las nuevas tecnologías prevalecerá siempre que sea simple e intuitiva», explica Elias Knubben, gerente de la empresa alemana Festo, especializada en automatización.
Con sede en Berlín, esta firma presenta en Hannover un robot industrial que responde milimétricamente a las órdenes que una persona le da a través de sensores de movimiento colocados en su brazo.
La sincronización hombre-máquina es de lo más futurista y espectacular, sin embargo queda relegada a un segundo plano cuando a su lado se observa el que está llamado a ser el producto estrella de este año: una araña biónica.
Tomando como modelo la naturaleza, Festo ha clonado la llamada «araña ciclista» (Cebrennus rechenbergi), originaria de Marruecos, que fue descubierta por el profesor de biónica de la Universidad Técnica de Berlín Ingo Rechenberg en 2008.
Dentro de un cubículo de cristal, el animal mecánico, capaz de infundir algo más que respeto a los seguidores de la serie de televisión distópica «Black Mirror», reproduce a la perfección la pericia locomotiva de su melliza en la vida real, que se caracteriza por movimientos acrobáticos y saltos hacia adelante y hacia atrás.
Menos discreto, debido a sus casi tres metros de altura, es Forpheus, un robot de voz chillona que juega al ping pong casi tan bien como un profesional. Este dispositivo cosido en su interior por una maraña de cables y de sistemas electrónicos se enfrentó este domingo al campeón del mundo de tenis de mesa en 2017, el alemán Dimitri Ovtcharov.
Con la ayuda de dos cámaras, el robot analiza el movimento de su rival, anticipa dónde caerá la pelota tras realizar 80 cálculos por segundo y a continuación responde en consecuencia. «Bien hecho», dijo la máquina diseñada por la compañía japonesa Omrom en relación al juego de Ovtcharov.
«Con el robot podría aprender algunos movimientos», dice el campeón mundial que, enseguida, con un par de cabriolas, cambia la dinámica del juego y abate a una máquina incapaz de mantener el ritmo que, sin embargo, aprende del golpe recibido y responde a la perfección en la siguiente ocasión.
Omron no se plantea sacar al mercado este robot que, como profesor, haría las delicias de los aficionados al tenis de mesa. «Es demasiado caro para los clubes, queremos mostrar simplemente cómo funciona la inteligencia artificial», explica el gerente de la compañía, Lucian Dold.
Otras empresas, sin embargo, acuden a la Feria de Hannover no solo con la intención de sorprender al público, sino también de llegar a instalarse en su rutina.
Es el caso, por ejemplo, de Pepperl+Fuchs, una empresa alemana que mediante sensores y escáneres crea un gemelo digital que se almacena directamente en la nube, o el de una start up con sede en la ciudad alemana de Aquisgrán, que junto al gigante Microsoft adiestra autobuses eléctricos para que sean autónomos.
«Nos centramos en el desarrollo de la movilidad urbana teniendo en cuenta el medio ambiente y los posibles atascos. Este es el autobús del futuro», recalca el director ejecutivo Günther Schuh.
«Primero tenemos que entrenarlo técnicamente durante cuatro o cinco años para que pueda hacer frente a todas las situaciones y después podrá circular solo. Ya tenemos unas 72 peticiones de ciudades de Alemania y de otros países», añade.
En 2019 este proyecto comenzará ya a dar sus primeros pasos y a estas alturas muchos insisten, entre ellos la canciller Angela Merkel, en la importancia de subirse al carro de la industria 4.0.
«En Alemania tenemos que recuperar tiempo y ganar terreno en inteligencia artificial», recalcó este domingo la mandataria durante la ceremonia de inauguración de la Feria, que reúne hasta el viernes en Hannover a la flor y nata de las empresas especializadas en la automatización de procesos y servicios industriales, equipamiento y software.
Por María Prieto (dpa)