(dpa) – Seis años después de ser inhabilitado como juez, Baltasar Garzón reflexiona en su nuevo libro sobre algunos de los grandes problemas que preocupan hoy al mundo y hace una llamada a la ciudadanía para «salir del atolladero».
«La indiferencia es un cáncer», dijo hoy durante su presentación en el Ateneo de Madrid. «Nos hemos acostumbrado a esa indiferencia, es la postura más cómoda y hay un gran egoísmo», añadió.
Con prólogo del juez argentino Eugenio Raúl Zaffaroni, «La indignación activa» (Planeta) se centra en temas como la corrupción, la justicia, el terrorismo, la xenofobia, la violencia machista y reflexiona sobre el miedo colectivo que paraliza a la sociedad.
«Es una llamada a la participación ciudadana, a ese control para no dejar que las instituciones vayan por su cuenta», explicó Garzón.
La segunda parte de la obra se centra en los derechos humanos y las víctimas, con especial atención a las de conflictos como los de Colombia, Guatemala o El Salvador.
Conocido mundialmente por mandar a prisión a Augusto Pinochet, el ex juez apela en su libro a la fuerza colectiva de la ciudadanía ante el poder político, mediático y financiero y recuerda que «las instituciones deben funcionar en favor de los ciudadanos».
«Estamos ajenos a lo que está padeciendo la población. Las cifras macroeconómicas dicen que estamos muy bien y cuando informes de Intermón Oxfam las ponen en duda se dice ‘eso es una ONG que no viene al caso’. Y ahí se acaba el debate. Y lo aceptamos. Y eso nos está afectando directamente», reflexionó en Madrid.
En uno de los capítulos del libro, Garzón se centra en la Justicia y analiza la labor de la Corte Penal Internacional y de la Jurisdicción Universal frente a la impunidad de crímenes transnacionales.
En este sentido, el ex juez se refirió hoy también a la crisis en Cataluña y cuestionó el papel del Tribunal Supremo español, encargado de investigar los posibles delitos cometidos en relación con el proceso independentista impulsado en la región español.
«Me preocupa la judicialización de un proceso político como el que se ha desarrollado en los últimos meses», dijo. «El uso de la prisión preventiva está siendo abusivo», añadió en alusión a la permanencia en la cárcel de forma provisional de diputados catalanes electos que apoyaron e impulsaron el desafío independentista catalán.
Garzón también criticó otro proceso judicial que está hoy en el foco mediático y que puede mandar a prisión al ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva. «Es un proceso político (…) hecho a la medida para acabar con la carrera política de Lula», destacó.
La corrupción también aparece en el nuevo libro de Garzón, quien ha escrito largo y tendido sobre una de las tramas que él mismo investigó en España, el «caso Gürtel», que apunta a una presunta financiación ilegal del Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy.
Fue precisamente este caso el origen de la sentencia que lo expulsó de la carrera judicial en 2012, cuando el Tribunal Supremo español consideró que el juez que persiguió a empresarios y políticos corruptos, a narcotraficantes y al grupo separatista vasco ETA, cometió un delito de prevaricación por ordenar intervenir las conversaciones en prisión entre algunos acusados y sus abogados.
«Si el discurso formal del PP es decir ‘esto no va con nosotros’, es muy grave. Y descalifica toda la acción del Gobierno», dijo hoy en una dura crítica a Rajoy, jefe del Ejecutivo español.
Garzón, de 62 años, reconoció que la opinión pública no puede actuar como «jueces populares» pero pidió a los ciudadanos que «participen activamente» a través del «voto responsable» en las elecciones, exigiendo «rendición de cuentas» a los gobernantes y movilizándose.
«No hay nada que teman más los políticos que las movilizaciones populares», aseguró.
Garzón, que actualmente está al frente de una fundación que lleva su nombre, fue en su momento uno de los jueces más mediáticos de España y a día de hoy sigue teniendo interés para la prensa.
Además de ordenar la detención de Pinochet, es conocida su investigación de los crímenes de la guerra civil española (1936-1939) y de la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), por la que fue juzgado por presunta prevaricación y posteriormente absuelto.
Por Ana Lázaro Verde