Berlín, 19 feb (dpa) – La cruenta masacre de 2011 que traumatizó a Noruega para siempre y un retrato conmovedor de los últimos días de la actriz alemana Romy Schneider pusieron hoy bien alto el listón de la competición del Festival de Cine de Berlín, que llegó así al ecuador de su edición 68, cuyos premios se anuncian el sábado.
En «Utøya 22.juli», basada en la masacre en la cual el extremista de derechas Anders Behring Breivik mató a 77 personas, la mayoría de ellas niños y adolescentes que participaban en un campamento del Partido Laborista noruego en la isla de Utoya, el director Eric Poppe decidió recrear en tiempo casi real y en una sola toma la matanza desde el punto de vista de una de las víctimas, Kaja, un personaje ficticio basado en numerosos testimonios.
La masacre perpetrada por Breivik, condenado a 21 años de prisión y que, antes de dirigirse a la isla, hizo explotar una bomba en el distrito gubernamental de Oslo que se cobró otras ocho vidas, duró 72 minutos. El film de Poppe dura apenas unos minutos más, 90.
Con un ritmo intenso y por momentos desgarrador, aunque sin caer en golpes bajos –casi no se ven cadáveres ni heridos-, el film de Poppe muestra a través de Kaja la desesperación de los jóvenes y niños que fueron objeto del interminable ataque y que tuvieron que correr por su vida bajo una lluvia de tiros sin terminar de entender qué estaba pasando. Breivik, en cambio, es casi una figura fuera de campo: su contorno se distingue apenas dos veces y a lo lejos a lo largo de la película.
Previo a su estreno hoy en la Berlinale, el film ya había generado un debate en Noruega, donde varias voces se alzaron para criticar que era demasiado pronto para que el cine se metiera de lleno con un trauma nacional.
Sin embargo, según contó el director, sintió la urgencia de llevar la masacre de Utoya al cine cuando comenzó a notar que en Noruega se estaba poniendo más el foco en el terrorista que en las víctimas.
«Mientras pasaba el tiempo notamos que el recuerdo de lo que pasó en la isla se iba desvaneciendo», indicó Poppe. «Y al mirar Europa hoy y ver que el fascismo crece día a día, sentí que necesitábamos recordar lo que pasó en esa isla. Esta es la cara que tiene el extremismo de derechas».
Por su parte, la directora alemana Emily Atef, quien, según comentó, suele interesarse por las historias de mujeres que intentan salir de crisis psicológicas –su película «Der fremde in mir» («El extraño en mí») de 2008, por ejemplo, era sobre una mujer que sufría depresión posparto-, conmovió con «3 Tage in Quiberon» («Tres días en Quiberon»).
El film recrea la descarnada entrevista que la actriz alemana Romy Schneider, quien se hizo mundialmente famosa con la trilogía «Sissi», diera en 1981 al semanario alemán «Stern» desde una clínica de rehabilitación en la localidad francesa de Quiberon, un año antes de morir a los 43 en París.
«No se trata de un documental ni de un reportaje. Es una ficción que se basa en hechos y personas reales, en una de las más grandes actrices que tuvo Europa», dijo hoy Atef sobre esta coproducción germano-francesa rodada en blanco y negro.
Protagonizada por la actriz alemana Marie Bäumer, la película no intenta ser un biopic sobre Schneider, sino un acercamiento a esos tres días cercanos al final de su vida, cuando, en medio de sus crisis maníaco-depresivas, decidió dar una entrevista al periodista alemán Michael Jürgs (Robert Gwisdek) en Quiberon.
Schneider no pasaba por un buen momento: su hijo mayor, David –quien murió poco después al tratar de cruzar un cerco y quedar empalado- no quería vivir más con ella, el padre de su hijo, Harry Meyen, se había suicidado poco antes colgándose y, por si fuera poco, tras años de carrera y de haber rodado con directores como Luchino Visconti y Orson Welles, no lograba sacarse de encima la identificación con el papel de la emperatriz «Sissi».
«Por supuesto que el miedo a este icono estaba latente», confesó hoy Bäumer, a quien han comparado con Schneider durante toda su vida por su parecido físico con ella y que había dicho incluso en el pasado a la prensa que jamás interpretaría a la actriz.
Para escribir el guión, Atef conversó largamente con el periodista Jürgs y con Robert Lebeck (Charly Hübner), quien falleció en 2014, y quien sacó las fotos para el famoso reportaje en “Stern”. El fotógrafo incluso le cedió todos los rollos de las fotos que había sacado de Schneider, con lo que la directora pudo inspirarse en casi 600 fotografías para su película.
En tanto, en la sección oficial pero fuera de competición se presentó hoy “7 Days in Entebbe”, del brasileño José Padilha, protagonizada por la inglesa Rosamund Pike y el actor alemán de origen español Daniel Brühl.
En su nuevo film, el director, quien se alzó con el Oso de Oro por «Tropa de Élite» en 2008, retrata el secuestro, en 1976, de un avión de Air France que viajaba a Tel Aviv a París por parte de militantes propalestinos, y la misión de rescate de las fuerzas de defensa israelíes después de que la nave fuera redirigida al aeropuerto de Entebbe, en Uganda.
«Los terroristas también tienen conciencia, son seres humanos», apuntó hoy Padilha rodeado de Brühl y Pike. «Si los presento como inhumanos estaría loco», apuntó el director de la remake de «Robocop», quien insistió en que eso no quita que sus acciones estén mal y sean equivocadas.
Por Astrid Riehn (dpa)