Roma, 30 ene (dpa) – Silvio Berlusconi ha vuelto, el populista Movimiento 5 Estrellas está avanzando, el ex primer ministro Matteo Renzi tiene pocas pocas posibilidades: ¿Podrá la tercera mayor economía de la eurozona sobrevivir a las elecciones del 4 de marzo y tener un Gobierno estable después?
Una guía para entender el drama político en Italia:
LOS PRINCIPALES ACTORES
El ex primer ministro Silvio Berlusconi lidera las encuestas de opinión con su bloque conservador con el apoyo del 37 por ciento de los votantes. El populista Movimiento 5 Estrellas (M5S) y el gobernante Partido Democrático (PD) suman el 27 y el 28 por ciento, respectivamente.
Pero mientras el M5S está en ascenso, el PD está perdiendo votos, en parte por la competencia proveniente del partido izquierdista Libres e Iguales (LeU), compuesto en su mayoría por desertores del PD, y con un apoyo de los votantes de entre el 6 y el 7 por ciento.
EL REGRESO DE BERLUSCONI
A los 81, el tres veces ex primer ministro está protagonizando un asombroso «revival» político, luego de sobrevivir a una larga serie de escándalos, incluidos algunos juicios por corrupción aún en marcha, y una cirugía a corazón abierto en 2016.
Alguna vez visto como la personificación del populismo, Berlusconi ahora se presenta a sí mismo como un estadista responsable y moderado que puede ser más efectivo que el impopular candidato del PD Renzi y salvar al país de la amenaza radical del M5S.
Los votantes acuden en manada a su partido Forza Italia atraídos por sus generosas promesas electorales, incluida la introducción de un impuesto fijo del 23 por ciento y pensiones mínimas de 1.000 euros (unos 1.240 dólares) al mes.
De todas maneras, legalmente no puede presentarse a las elecciones ni ocupar una oficina pública debido a una condena por evasión fiscal, y enfrenta la competencia de su aliado de extrema derecha Matteo Salvini, quien ambiciona el cargo de primer ministro y se opone a la postura de Berlusconi a favor de la Unión Europea y el libre comercio.
EL MISTERIO POSTELECTORAL
Si el bloque de Berlusconi supera el margen del 40 por ciento de los votos, los analistas consideran que puede tener mayoría parlamentaria.
El presidente del Parlamento europeo, Antonio Tajani, sería una «muy bonita elección» como primer ministro, sugirió Berlusconi. Pero sus aliados rechazaron la propuesta, resaltando las divisiones dentro de la coalición.
El M5S también quiere la jefatura del Gobierno. Su candidato es Luigi Di Maio, que a sus 31 años reemplazó al comediante Beppe Grillo como jefe del partido, en un intento del M5S de presentarse como más moderado y listo para asumir el poder.
Di Maio dijo que buscaría aliados para formar gobierno, alejándose así de la postura tradicional del partido. Su más probable aliado sería la formación ultraderechista Liga, si Salvini elige romper con Berlusconi.
El regreso de Renzi al poder parece más difícil. Desde que renunció como primer ministro en diciembre de 2016 tras perder un referéndum sobre la reforma constitucional, su popularidad fue cayendo, arrastrando consigo al PD.
Los analistas sugieren que Renzi se está preparando para una derrota, pero también buscando formar un gran acuerdo de coalición con Berlusconi, lo que permitiría a su partido, y a él personalmente, mantener un pie en el Gobierno.
Si no hay ningún claro ganador, las conversaciones postelectorales podrían hacerse eternas, dejando al actual primer ministro, Paolo Gentiloni, una figura modesta cuyo silencioso esfuerzo es recompensado con una sólida popularidad, a cargo de la administración.
¿DEBERÍA PREOCUPARSE EUROPA?
La inestabilidad política no es nada nuevo en Italia -tuvo 64 Gobiernos en unos 70 años-, pero aleja al país de las necesarias reformas institucional y económica.
El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, dijo a principios de enero que los escenarios postelectorales preocupan a todos, pero a su vez comparó a Italia con un gato «que siempre cae de pie».
Italia sufre de un crecimiento económico bajo, alto desempleo y una elevada deuda pública. En 2011, casi entró en quiebra en una crisis que aumentó los temores a un contagio a nivel europeo.