Essen (Alemania), 31 ene (dpa) – El Museo Folkwang de la ciudad alemana de Essen celebra esta semana sus cien años ofreciendo acceso gratuito a los visitantes a su valiosa colección.
Para empezar, cuando ingresan al hall, lo primero que ven es a sí mismos: la obra en video «City of abstracts», de William Forsythe, dirige una cámara a la entrada y proyecta la imagen con retraso, distorsionada y dividida en fragmentos.
Es un saludo extraño y elegante a la vez para cada visitante y al mismo tiempo un dispositivo que llama la atención y divierte no solo a los alumnos que acuden en excursión. «Ya he visto personas mayores de 70 bailar con su paraguas», asegura el director del museo, Peter Gorschlüter.
La instalación encaja perfectamente en el concepto del museo en Essen, de prestigio internacional, que esta semana festeja su centenario con la muestra de impresionistas «Renoir, Monet, Gauguin» y que contará previsiblemente este sábado con la visita del presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, en la celebración.
El Museo Folkwang ofrece arte de primer nivel, por ejemplo, de Auguste Renoir, Paul Cézanne y Vincent van Gogh, pinturas y esculturas del siglo XIX, de la modernidad clásica y posterior a 1945, a lo que se suma una enorme colección de fotos y afiches.
Y a la vez, según ideó su fundador, Karl Ernst Osthaus (1874-1921), quiere superar las fronteras de géneros en el arte y acercarse a visitantes también más allá de la clásica clientela de los museos.
«Sin participación del arte, las preguntas más importantes de la vida social son irresolubles». Siguiendo este lema de Osthaus, el Folkwang fue desde 2015 el primer gran museo alemán en no cobrar entrada para su colección permanente, una propuesta que causó furor.
La cifra de visitantes a la exposición permanente se triplicó de 2014 a 2019, antes de la pandemia, hasta unos 116.000, dijo Gorschlüter. En el caso de niños y adolescentes, se multiplicó por cinco.
El concepto «Folkwang» («Folkwangar» – sala del pueblo) proviene de los Edda, compilaciones de historias relacionadas con la mitología nórdica. Con este nuevo museo, su fundador quería crear en su primer emplazamiento en Hagen una amplia sala de arte para el pueblo, en la que también tuvieran espacio las ciencias naturales y la artesanía.
Tras la muerte de Osthaus, ciudadanos de Essen aficionados al arte adquirieron con apoyo de patrocinadores sobre todo de la minería la colección y reabrieron en 1922 el museo a 50 kilómetros de su ciudad.
En ese momento, ya contaba con pinturas significativas como «Lise con sombrilla» de Renoir, hasta ahora una de las principales atracciones, «nuestra Mona Lisa», como les gusta decir a los visitantes de Essen.
En la época nazi, el museo perdió unas 1.400 obras, entre ellas casi todas las expresionistas, que fueron consideradas «degeneradas» y vendidas.
Tras la guerra, la colección se amplió exitosamente otra vez con compras adicionales. Desde 2015-2016, el museo comenzó una investigación sistemática para revisar si entre las obras compradas también había alguna expoliada por el régimen nacionalsocialista.
Según su director, por el momento no se identificaron pinturas o esculturas como robadas por los nazis.
Gorschlüter quiere coronar el centenario con una gran muestra de expresionistas («Expresionistas – descubiertos, proscriptos, celebrados»), que abre el 20 de agosto.
En el verano europeo está prevista además la acción artística «Folkwang y la ciudad». Para ello ya se está hablando con diversos grupos de la sociedad, desde representantes de refugiados pasando por religiosas hasta empresas emergentes del ámbito de la sostenibilidad.
Todos juntos convertirán en espacio artístico una de las mayores plazas del interior de la ciudad, hasta ahora rodeada de calles de varios carriles, vacía y poco transitada.
Por Rolf Schraa (dpa)