Bremerhaven (Alemania), 1 may (dpa) – La acidificación de los océanos que ocasiona el cambio climático parece afectar menos a las microalgas de las aguas costeras del océano Ártico, según un estudio publicado este lunes por científicos del Instituto Alfred Wegener de Bremenhaven (Alemania) en forma conjunta con colegas canadienses en la revista «Nature Climate Change».
Esta resistencia puede deberse a que el fitoplancton del Ártico está habituado a soportar condiciones climáticas extremas y muy variables. En invierno, las microalgas de esa zona viven en completa oscuridad y en verano están continuamente expuestas a la luz. Además, a veces se encuentran en agua marina clara y salada y otras en agua dulce turbia en los ríos.
Según el equipo de la bióloga alemana Clara Hoppe, del Instituto Alfred Wegener para la Investigación Polar y Marina (AWI), esas condiciones naturales a las que se enfrentan las habría hecho más resistentes.
«Por ejemplo, reaccionan menos a la acidificación del océano de lo que sabemos de experimentos en el Polo Sur o en latitudes más templadas», explica la investigadora. Eso se aplica tanto a su productividad como a la formación de comunidades de microalgas. «Una buena noticia», afirma Hoppe.
Los científicos experimentaron con comunidades naturales de microalgas sometiéndolas a distintas temperaturas, condiciones luminosas o niveles de acidez.
La creciente acidificación de los oceanos es una consecuencia del cambio climático. El elevado nivel de CO2 en la atmósfera hace que se concentre una mayor cantidad del mismo en el agua. Allí reacciona con el ácido carbónico y aumenta la acidez del agua. La acidificación es mayor en el Ártico que en regiones con condiciones medioambientales más estables.
Otras consecuencias del cambio climático son el calentamiento de los mares y el cambio de las condiciones de luminosidad por la bajada del nivel del mar. Las microalgas son una importante fuente de alimentación en el Ártico para las ballenas, las focas y otras especies.