Ciudad de México, 20 abr (dpa) – Los candidatos presidenciales de México tendrán este domingo su primer debate antes de las elecciones del 1 de julio. Todos los demás querrán golpear al favorito Andrés Manuel López Obrador, pero pueden terminar haciéndole un favor.
Será un juego de equilibrios, durante el cual los cinco candidatos discutirán casi dos horas ante las cámaras sobre «Política y Gobierno», título que engloba asuntos de enojo para los mexicanos como corrupción, impunidad y violencia.
El veterano López Obrador, de 64 años, conocido por la sigla AMLO, es un político opositor nacionalista de izquierda. Fue alcalde de Ciudad de México de 2000 a 2005 y compite por tercera vez por la Presidencia.
«Atacar a López Obrador puede ser una estrategia que, en vez de debilitarlo, lo fortalezca», dijo a dpa el analista Antonio Ocaranza.
Sus rivales son el opositor conservador Ricardo Anaya, que propone un cambio menos radical, el oficialista José Antonio Meade, visto como el candidato de la continuidad, y los independientes Margarita Zavala y Jaime Rodríguez «El Bronco».
López Obrador habla de acabar con la «mafia del poder», de dar marcha atrás en reformas económicas neoliberales y de una posible amnistía a criminales para pacificar el país. Sus oponentes lo acusan de autoritario y de representar el pasado.
Hasta ahora nada le ha quitado puntos. Enojarse o mostrarse intolerante en el primero de tres debates podría afectarlo, pero ser blanco de los ataques tendría su lado positivo.
«El hecho de que sea atacado por todos lo va a reflejar ante la gente nuevamente como el que va a la cabeza», estima Ocaranza. Para el columnista José Antonio Crespo, «lo que más beneficia a López Obrador es el hartazgo que hay».
Una encuesta del diario «Reforma» le dio esta semana una preferencia del 48 por ciento, 22 puntos por encima del segundo lugar. En otros estudios la ventaja es menor, pero el candidato de la alianza Juntos Haremos Historia siempre lidera.
Segundo está Anaya, de 39 años, ex líder del conservador Partido Acción Nacional (PAN), en alianza con partidos de centroizquierda.
Como tercero aparece Meade, de 49 años, postulado por el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI, centro) y fuerzas aliadas, como candidato sin militancia.
Hombre de las finanzas y ministro cinco veces en dos gobiernos distintos, Meade fue elegido como «candidato ciudadano» por el PRI en medio de una crisis de imagen.
Sin embargo, aparentemente no ha podido despegarse del desprestigio del partido y del Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. «Los priístas no lo consideran priísta y los no-priístas, sí. Al revés de lo que se quería», dijo Crespo.
Para Ocaranza, director de la consultora Oca Reputación, el debate más difícil será para Meade porque tiene que demostrar su viabilidad como candidato.
«Si Meade puede sobrevivir al primer debate bien y ponerse a la ofensiva, va ser un gran paso para él no ser eliminado como opción desde el primer debate. Yo tengo la impresión de que Meade es el que tiene más presión», afirma Ocaranza.
Aunque las encuestas favorecen a López Obrador, un exceso de confianza le salió caro en 2006. Siendo puntero cometió errores. Decidió no asistir al primer debate, le dijo «cállate, chachalaca (pajarraco)» al presidente Vicente Fox y perdió por 0,62 puntos. En 2012 quedó segundo por mayor margen.
«Ahora es difícil que cambie la tendencia porque la distancia entre el primer lugar y el segundo es muy grande», consideró Crespo. «Puede cometer errores, pero la diferencia es que el porcentaje que lo mantiene ahora en la punta no cambia».
Acostumbrado al lenguaje florido, López Obrador dice que «este arroz ya se coció» y ofrece «paz y amor» a sus adversarios. En las redes sociales su equipo usa el hashtag #AMLOve.
El debate tendrá un formato más ágil que en anteriores ocasiones, con más posibilidad de interpelar. Peña Nieto no puede ser candidato porque no existe la reelección presidencial. Tampoco hay segunda vuelta.
«La gran expectativa va a ser si AMLO se controla, si Meade es capaz de mantener cierta distancia del Gobierno actual y si Anaya se posiciona como el que capte el voto anti-López Obrador y el voto anti-PRI», dijo Ocaranza. «De este debate, ese sería el libreto».
Aunque siempre puede haber sorpresas, una está descartada: la secretaria sexy. En 2012, la argentina Julia Orayen dejó a todos atónitos con el vestido blanco escotadísimo que usó ante las cámaras para entregar el orden de participación.
Ahora hubo sorteo previo. Y no habrá secretaria.
Por Andrea Sosa Cabrios (dpa)