Hamburgo/Berlín, 11 mar (dpa) – A ocho jornadas del final de la Liga alemana de fútbol, el Hamburgo sigue sin levantar cabeza, algo que ha desatado el enfado de sus seguidores, algunos de los cuales no han dudado en amenazar a los jugadores.
Tras la amarga derrota del sábado por 6-0 ante el Bayern Múnich, unos desconocidos colgaron de la valla del campo de entrenamiento del Hamburgo once cruces. De acuerdo con datos de la Policía, las cruces aparecieron el sábado por la noche y estaban acompañadas de un cartel donde se podía leer: «¡Ha llegado vuestra hora! ¡No os podéis escapar!».
Las cruces y la pancarta fueron retiradas de las instalaciones. «Es una amenaza contra el Hamburgo. Hemos abierto una investigación al respecto», declaró hoy un portavoz de la Policía.
El Hamburgo, penúltimo en la Bundesliga tras la derrota en Múnich, ha incrementado su seguridad alrededor del estadio de fútbol. El club está horrorizado y quiere saber quién está detrás de lo ocurrido. «Actualmente analizamos los acontecimientos», informó el club.
El 17 de febrero, durante el partido en casa ante el Bayer Leverkusen, unos aficionados colgaron una pancarta en el estadio en la que se leía: «Antes de que se apague el reloj os daremos caza en la ciudad».
En el estadio de Hamburgo hay un gigantesco reloj digital que marca los años, meses, días, horas, minutos y segundos de permanencia en primera división. No hay otro club que tenga algo así.
El último dinosaurio de la Bundesliga, mote con el que se conoce al club hanseático por ser el único que siempre ha jugado en primera división, dio el sábado un nuevo paso hacia su «extinción» y sumó un nuevo resultado vergonzoso ante el Bayern. En sus últimas ocho visitas al Allianz, el Hamburgo ha recibido 50 goles, frente a los tres propios.
Tras la reciente salida con efecto inmediato del titular de la junta directiva Heribert Bruchhagen y del director deportivo Jens Todt, los días del entrenador del Hamburgo, Bernd Hollerbach, que aún no ha logrado una victoria desde que remplazó a Markus Gisdol el 22 de enero, están igualmente contados. «Daré todo lo que esté en mi mano hasta el final, si me dejan», declaró el técnico después del partido en Múnich.
Por si el ambiente no estuviera lo suficientemente caldeado, el delantero Sven Schipplock no dudó en echar más leña al fuego. Al ser preguntado por qué le faltaba al equipo pasión y esfuerzo, el jugador contestó: «Eso se lo debe preguntar a los que hoy no tuvieron ganas». «Ni idea de lo que pasa por algunas cabecitas», agregó el delantero que esta temporada ha seguido los encuentros, sobre todo, desde el banquillo o la tribuna.
Siete partidos sin ganar no auguran un buen futuro para el que se suponía el nuevo «salvador» del club. «Este no es el tipo de fútbol, que me gustaría ofrecer», se lamentó el técnico número 17 de los últimos diez años del Hamburgo, que tiene el récord de haber cambiado en este siglo a 22 entrenadores, despedidos casi todos por falta de éxitos.
Hollerbach se muestra abatido. «Debo hacer mi trabajo», recordó a pesar de todo. «Llegué en una situación difícil», indicó sobre una etapa cada vez más complicada en una temporada en la que solo han logrado cuatro victorias.
El Hamburgo sigue a siete puntos del Wolfsburgo y Mainz, los equipos que le preceden en la tabla. «El partido ante el Hertha es nuestra última oportunidad. Debemos ganar a toda costa», declaró el defensa Kyriakos Papadopoulos sobre el cruce de la próxima semana.
En su opinión, uno de los graves errores del club fue no fichar a nadie en el mercado de invierno. «Todo los equipos han recibido nuevos jugadores en la pausa invernal excepto nosotros», criticó. El Hamburgo se hunde. «No sabemos cómo continuará. No sabemos nada», se lamentó Papadopoulos.
El problema del Hamburgo, sin embargo, no es circunstancial, sino que se anuncia desde hace varias temporadas a pesar de que la directiva, el plantel, y sobre todo los hinchas, seguían viviendo en la nube del pasado que hablaba de campeonatos y del glamour internacional.
De ser uno de los clubes más ricos de la Liga ha pasado a ser uno de los más endeudados, acumulando un arrastre negativo de 105 millones de euros, lo que en comparación en el fútbol internacional puede parecer una suma menor, pero que en la cuidadosa liga alemana es algo exorbitante.
En realidad, hace rato que depende del oxígeno y la benevolencia de de un sólo hombre: el multimillonario mecenas Klaus-Michael Kühne, uno de los mayores productores de pepinillos agriducles envasados, que inyecta millones para alimentar la esperanza de que se pueda revertir la crisis.
Ahora, solo queda esperar para ver si el agónico Hamburgo baja finalmente a segunda división o si como viene siendo habitual en las últimas temporadas consigue salvarse «in extremis».
Por Franko Koitzsch y Almudena de Cabo (dpa)