Bruselas, 7 mar (dpa) – La Unión Europea (UE) se está preparando para responder a los aranceles a las importaciones de aluminio y acero anunciadas por el presidente estadounidense, Donald Trump: en el caso de que éstas se hagan efectivas, reaccionará de inmediato, anunció hoy la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström.
Sin embargo, Bruselas espera que se alcance una solución en el último minuto. «Estamos negociando intensamente con nuestros socios estadounidenses», señaló la comisaria. «Esperamos que la UE pueda quedar excluida», dijo en referencia a las medidas anunciadas por Trump.
El líder norteamericano anunció la semana pasada tasas aduaneras del 25 por ciento a las importaciones de acero y del 10 por ciento a las de aluminio, alegando razones de seguridad nacional, y se espera conocer pronto su decisión definitiva al respecto. Las tasas que se pagan ahora en el comercio bilateral son, de media, considerablemente menores.
En el caso de que el anuncio se haga efectivo, la UE prepara ya medidas de respuesta a tres niveles. Por un lado, presentaría una queja ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). «Tenemos grandes dudas de que sean acordes a las normas de la Organización Mundial del Comercio», dijo la comisaria sobre los planes de Trump.
«No podemos ver cómo la UE (…) puede ser una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos», añadió sobre la justificación que dio Trump para explicar la medida.
En segundo lugar, se preparían medidas para proteger al sector del acero europeo, que sufre un problema de exceso de producción. «Deberíamos enfrentar la raíz del problema», señaló. Los productores europeos manifestaron en el pasado su preocupación sobre todo por el acero de China, fuertemente subvencionado.
Además, la Comisión Europa prepararía rápidamente una lista de productos estadounidenses a cuya importación se podrían poner obstáculos, como el whisky bourbon o la mantequilla de cacahuete. El objetivo sería «compensar» los datos sufridos por las medidas de Washington.
En vista del miedo a un conflicto comercial, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, incluyó el tema en la agenda de la próxima cumbre de la UE prevista a finales de marzo. «Las guerras comerciales son malas y fáciles de perder», dijo en Luxemburgo.
Los políticos de los dos lados del Atlántico deben actuar con plena responsabilidad, dijo al tiempo que reiteró que si Washington toma medidas, Bruselas responderá para proteger a sus propios ciudadanos. Esas medidas, sin embargo, cumplirían las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), destacó Tusk.
Por su parte, la ministra de Economía de Alemania en funciones, Brigitte Zypries, se mostró confiada en que Trump dé marcha atrás en su decisión y pueda evitarse un conflicto comercial. «Espero que Trump cambie de opinión», señaló la política socialdemócrata hoy en Berlín, quien no ocultó que los planes de política arancelaria anunciados por el dirigente generan preocupación en el viejo continente.
Trump respondió a su vez a los planes de la UE amenazando con aplicar un impuesto a las importaciones de vehículos europeos. «Nos hacen casi imposible hacer negocios con ellos y pese a eso envían sus automóviles y todo lo demás a Estados Unidos», señaló Trump.
Pese a todo, Trump se mostró dispuesto a dialogar en el caso de que la UE esté dispuesta a eliminar los obstáculos comerciales. «Si la UE reduce sus terribles obstáculos, entonces podremos empezar a hablar», señaló.
Poco antes se había conocido la renuncia de Gary Cohn, consejero económico de la Casa Blanca, que se mostró en contra de los aranceles y que intentó suavizar la postura de Washington hasta el último momento.
La UE y Estados Unidos negociaron durante años un acuerdo comercial bilateral, el TTIP, en cuyo marco se preveía la reducción de los aranceles. Con la llegada al poder de Trump, sin embargo, las negociaciones están prácticamente congeladas.
Además de la UE, las críticas a los planes arancelarios de Trump llegaron hoy desde Australia: el presidente del banco central de ese país, Philip Lowe, criticó con duras palabras la política de aislamiento estadounidense y calificó los aranceles anunciados de «muy lamentables» y una «mala política».
Una escalada de un conflicto comercial tendría graves consecuencias, alertó. «Si hay represalia y contrarrepresalias ello podría provocar una gran conmoción para la economía internacional», señaló. El resto de países deberían abstenerse de hacer nada, esperar y seguir abogando por el libre comercio.
El déficit comercial estadounidense es uno de los motivos que Trump alega en la puesta en marcha de su política comercial proteccionista. Precisamente hoy se conocieron las cifras del enero, que marcan un nuevo récord en nueve años. Las importaciones superaron en 56.600 millones (unos 45.700 millones de euros) a las exportaciones y la diferencia registró su mayor nivel desde octubre de 2008.