Varsovia/Tel Aviv/Kiev, 27 feb (dpa) – El Gobierno polaco está bajo la lupa desde hace semanas por una polémica ley sobre el Holocausto con la que pretende defender su buen nombre. A pesar de las críticas, la normativa entrará en vigor oficialmente el 1 de marzo, aunque el Tribunal Constitucional todavía debe evaluarla.
La ley contempla multas o hasta tres años de cárcel para quien atribuya la responsabilidad o corresponsabilidad de los crímenes nazis al pueblo polaco o al Estado polaco, de forma pública y en contra de los hechos.
Con estas sanciones, el Gobierno del partido Ley y Justicia (PiS) quiere proteger la imagen de Polonia, donde indigna sobre todo que se utilice la expresión «campos de exterminio polacos». Pero lo que consiguió fue generar una enorme controversia y que se dé más atención que nunca a esa expresión.
Estas son las principales críticas dentro y fuera de Polonia:
ISRAEL: Considera que la ley es un intento de «blanquear» el pasado polaco y de enmascarar los ataques de polacos a judíos durante la ocupación nazi y en la posguerra. Supervivientes del Holocausto se manifestaron contra la ley ante la embajada polaca en Tel Aviv. Según la institución israelí Yad Vashem, que conmemora a las víctimas del Holocausto, la ley podría encubrir «que durante el Holocausto los alemanes recibieron apoyo de la población polaca». Pero también reonoce que el término «campos de exterminio polacos» supone un falseamiento de la historia.
La crisis se agudizó aun más con las declaraciones del primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, sobre supuestos «perpetradores judíos» durante el Holocausto. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyau, consideró «indignantes» sus palabras.
También los historiadores israelíes rechazan que se compare a los colaboradores polacos con los judíos. Esa comparación es «desvergonzada», advirtió la historiadora jefa de Yad Vashem, Dina Porat. Al contrario que los polacos, los judíos estaban entontes colectivamente amenazados por el exterminio, señaló. «Los polacos vivían bajo la ocupación alemana, eso también era malo, pero no era lo mismo», apuntó. Una gran parte del pueblo polaco «persiguió a los judíos, robó sus propiedades y los asesinó» voluntariamente, explicó. Sin embargo, sólo hubo algunos kapos, policías judíos o miembros de los consejos judíos de gobierno que lo hicieron, y hubo quien prefirió suicidarse antes que entregar a otros a los alemanes, añadió. «Los colaboradores polacos tomaron la iniciativa, los judíos reaccionaron».
POLONIA: Los judíos polacos también temen una influencia del Gobierno en el debate histórico. «No nos amenaza el pasado, sino la aversión a enfrentarse sinceramente con él», escribieron más de 20 organizaciones judías de Polonia en una carta abierta. Lamentan que la ley ya haya provocado daños antes incluso de entrar en vigor y advierten de una ola antisemita en los medios de derechas y en las redes sociales. «Hoy en día los judíos polacos no se sienten seguros en Polonia», afirman, y exigen que el Gobierno intervenga para evitar que los ataques verbales se convertan en agresiones físicas.
Los historiadores polacos advierten de que el Ejecutivo de Varsovia podría utilizar esa ley en su favor. Es un medio para «manipular ideológicamente» la historia política oficial, advierten los investigadores de la Academia Polaca de las Ciencias, para quienes la verdad histórica no puede establecerse desde arriba.
Las declaraciones de algunos políticos polacos no hacen sino aumentar la desconfianza de los estudiosos del Holocausto. El ministro de Justicia, Zbigniew Ziobro, aseguró por ejemplo en una entrevista que los polacos sólo cometieron crímenes aislados contra judíos, pero que en general los apoyaron.
Ante la crisis desatada, Varsovia intenta ahora rebajar el conflicto. «Ni se ocultarán hechos ni se desmentirán las vivencias de los testigos», señaló el ministro de Justicia, que destacó que la ciencia y la cultura están excluidas de la ley. El Gobierno ha planteado un intento de compromiso: que la ley no se aplique hasta que sea evaluada por el Tribunal Constitucional, algo que tardaría dos meses. Si el Tribunal exige cambios, un equipo polaco-israelí trabajará en ello.
ALEMANIA: Berlín se mantuvo por el momento al margen de la disputa entre Polonia e Israel sobre la ley del Holocausto. La canciller germana, Angela Merkel, explicó que no se quieren inmiscuir directamente en la legislación de sus vecinos, aunque hizo referencia a la culpa histórica de Alemania. «Como alemanes somos responsables por las cosas que ocurrieron durante el Holocausto, la Shoah, el nacionalsocialismo», señaló.
Por Natalie Skrzypczak, Sara Lemel y Andreas Stein (dpa)