Tel Aviv, 14 feb (dpa) – El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechazó hoy las acusaciones de corrupción de la Policía en su contra y aseguró que no se sostienen.
Netanyahu aseguró que las denuncias de que aceptó sobornos de multimillonarios y de que se confabuló con el dueño de un periódico son «tendenciosas y extremas».
«Como ya les dije ayer (el martes) estoy seguro de que la verdad saldrá a la luz. No saldrá nada de esto», aseguró en una conferencia con líderes municipales en Tel Aviv.
El anuncio de la Policía, que recomendó presentar una acusación formal contra el primer ministro por corrupción, hizo aumentar los reclamos de la oposición para que Netanyahu renuncie.
«Netanyahu no es respetable y debe renunciar a su cargo», exigió hoy Avi Gabbay, líder del Partido Laborista, de centro izquierda, según la web de noticias Ynet.
Pero Netanyahu, que es primer ministro desde hace nueve años y lo fue también entre 1996 y 1999, sigue mantiendo firmes apoyos en el sector consevador.
La coalición de Gobierno de Netanyahu se mantiene estable por el momento, después de que el ministro de Finanzas, Moshe Kahlon, un miembro clave, anunciara que no renunciará a menos que el fiscal general de Israel acuse formalmente al primer ministro.
Se estima que el ministro de Educación, Naftali Bennett, líder del partido La Casa Judía, hará una declaración similar hoy.
Las acusaciones, que se presentan después de un año de investigaciones, se refieren a dos casos: en uno, la Policía lo acusa, junto con su mujer Sara y su hijo Yair, de aceptar regalos de dos empresarios entre 2007 y 2016 por valor de 1 millón de shekels (unos 282.700 dólares). Se trataría de puros, champagne y joyas.
La Policía sospecha que Netanyahu trabajó con Arnon Milchan, un conocido productor israelí de Hollywood, para que este consiguiera un visado estadounidense y una rebaja de impuestos multimillonaria, ayudándole en inversiones comerciales e interviniendo en el mercado mediático en nombre de Milchan.
Durante ese tiempo, Milchan proporcionó a la familia Netanyahu regalos por valor de 212.000 dólares.
A partir de 2014, Milchan presuntamente acordó dividir el coste de los regalos de Natanyahu con el magnate australiano James Packer.
«La relación entre el primer ministro y el señor Milchan era un sistema de relaciones de sobornos que suponen un delito y no unas relaciones inocentes entre amigos», declaró la Policía.
Netanyahu respondió en directo la noche del martes alegando que actuó «por el bien del país. No por puros, no por coberturas periodísticas, no por nada, solo por el bien».
La Policía, sin embargo, aseguró que se ha formado una base probatoria de sobornos contra Milchan y Mozes. Los dos niegan haber hecho nada malo.
Netanyahu ha sido interrogado en numerosas ocasiones durante las investigaciones, que también afectaron a sus confidentes más allegados, y hubo grandes titulares sobre presuntos regalos de Milchan y Packer de champagne rosa y puros.
El otro caso investigado se refiere a las supuestas maniobras de Netanyahu con el editor de un diario para perjudicar a un adversario que era crítico con el Gobierno. Según medios israelíes, la Policía recomendó también la imputación de ese editor y de uno de los empresarios.
El fiscal general, Avichai Mandelblit, podría tardar meses en tomar una decisión respecto de si sigue la recomendación de la Policía o no.
En los últimos meses Netanyahu ha atacado cada vez más a la Policía y a los medios por llevar a cabo una «caza de brujas» en su contra para derrocar el Gobierno más conservador de la historia de Israel.
El primer ministro está aprovechando el hecho de que uno de sus principales adversarios políticos es un testigo clave para criticar las investigaciones como parciales.
Yair Lapid, un ex ministro de Finanzas que ahora lidera el partido centrista de la oposición Yesh Atid, asegura que testificó ante la policía explicando que bloqueó un intento de extender una exención fiscal de diez años que podría haber beneficiado a Milchan.
En los últimos meses, decenas de miles de israelíes han salido a las calles para exigir la renuncia de Netanyahu. En 2008, el primer ministro Ehud Olmert dimitió por unas acusaciones de corrupción y por las disputas políticas internas.