Buenos Aires, 13 feb (dpa) – Marcela Moyano no volvió a trabajar desde el 15 de noviembre a la escuela en la que es maestra. Ese día el submarino argentino ARA «San Juan» emitió su última comunicación mientras navegaba en el Atlántico Sur hacia Mar del Plata, la ciudad bonaerense en la que habita.
En el sumergible, junto a otros 43 tripulantes, iba su esposo, Hernán Rodríguez, por cuya búsqueda pide desde hace casi 90 días. Para eso duerme sobre un colchón en el ingreso de la Base Naval a la que el submarino debió haber llegado cuatro días después de su última llamada.
Así se lo planteó días atrás, junto a otros familiares de los marinos, al presidente, Mauricio Macri.
Una imagen del rostro de su esposo, adherido a una bandera argentina, lució aquel día sobre la mesa del despacho presidencial. «Queremos confiar en alguien, pero por el momento sólo tenemos la certeza de que hace tres meses que no sabemos nada de nuestros familiares», dijo Moyano en una entrevista con dpa.
dpa: ¿Qué significó para las familias de los tripulantes haberse reunido días atrás con el presidente Macri?
Moyano: Fue un paso importante tener frente a frente al Presidente y poder manifestarle nuestro dolor por la desaparición de los 44 tripulantes. Fue una reunión muy amena. Nosotros planteamos un petitorio de reclamos que incluía el pedido de ofrecimiento de recompensa para buscar el submarino y que pudieran participar empresas privadas, barcos pesqueros y todos quienes están en el mar. Para nosotros no tiene importancia el dinero, sino que nos mueve la desesperación.
dpa: ¿Los familiares también plantearon que la Marina argentina ampliara el radio de búsqueda del submarino?
Moyano: Nosotros les dimos una zona que queríamos que rastrearan, pero los barcos involucrados en el operativo, excepto el ruso Xantar, no cuentan con la tecnología adecuada o tienen elementos precarios. También cuestionamos que para nosotros no dedican mucho tiempo a la búsqueda. Por ejemplo, les marcamos cinco puntos posibles en los que podría estar el submarino y los recorrieron en un solo día, cuando solamente bajar y subir el minisubmarino ruso lleva entre cuatro y seis horas de tiempo. A nosotros nos genera dudas cómo se está haciendo la operación; no confiamos. Además, se manejan distintas informaciones entre las bases navales de Puerto Belgrano y de Mar del Plata. Nosotros también somos víctimas en esta situación y nos tienen que decir concretamente qué están haciendo por encontrarlos. Queremos confiar en alguien porque sólo tenemos la certeza de que hace tres meses que no sabemos nada de los 44 tripulantes.
dpa: ¿Cómo sobrellevan los familiares de los marinos la incertidumbre que viven desde el 15 de noviembre?
Moyano: Si bien sentimos fuerza para seguir luchando, nos domina el dolor. Psicológicamente es un proceso desgastante. Se lo planteé días atrás a la vicepresidenta, Gabriela Michetti. La invité a que viniera a la Base Naval de Mar del Plata y viera cómo dormimos en el piso y comemos lo que podemos comprar con nuestro dinero. Nosotros también somos víctimas de esta historia que no elegimos. Por eso pedimos que nos contengan, ayuden y digan la verdad. Queremos saber qué pasó de una vez por todas para poder dar vuelta la página. La nuestra es una agonía.
dpa: ¿Cómo era su vida antes de la desaparición del ARA «San Juan»?
Moyano: Por la mañana iba a un gimnasio, luego hacía compras o trámites y durante la tarde trabajaba como maestra de tercer grado en una escuela de Mar del Plata, a la que todavía no pude volver desde el 15 de noviembre. Hernán me venía a buscar a la salida, merendábamos y después cocinábamos juntos. Éramos el uno para el otro. No me puedo hacer la idea de una vida sin él. Su ropa está colgada en el armario de nuestra casa. Mi vida está colmada de dolor. Ninguna de las familias está preparada psicológicamente para seguir sin nuestros esposos, nuestros hijos, nuestros hermanos o sobrinos. Para mí Hernán sigue con vida, no lo puedo soltar.
dpa: ¿Los familiares se sienten respaldados por la sociedad argentina?
Moyano: Sí. Recibimos muchísimos mensajes y cartas de personas que quieren saber la verdad. Somos 44 familias pero sentimos que hablamos en nombre de los 44 millones de argentinos que están esperando una respuesta. Porque, al final de cuentas, los 44 tripulantes nos fueron a representar a todos. Entonces, todos tenemos el derecho a saber qué pasó con el ARA «San Juan».
Por Gabriel Tuñez (dpa)