Pyeongchang (Corea del Sur), 6 feb (dpa) – La oscura herencia de los Juegos Olímpicos de Sochi 2014 está dificultando el comienzo para Pyeongchang, que auguraba un evento inolvidable y que por ahora no puede disfrutarlo como pretendía.
El alboroto constante a partir del escándalo por doping con los deportistas rusos y las batallas legales hasta último minuto provocaron nubarrones que están opacando los preparativos para la ceremonia inaugural prevista para el viernes en la ciudad surcoreana.
«Siento pena por los deportistas», resumió el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, poco antes del desfile de inicio. Al funcionario alemán y al Comité Organizador local le preocupa que cada noticia sobre el doping ruso acapare titulares y recuerde los escándalos que rodearon a Sochi, a la vez que deja en segundo plano la exitosa demostración de poder de los anfitriones surcoreanos para la preparación de las 102 competencias sobre hielo y nieve que se desarrollarán hasta el 25 de febrero.
«El escenario está listo. Podemos esperar con gran confianza por unos excelentes Juegos», remarcó Bach, en un esfuerzo por desviar la mirada de las áreas problemáticas que atraviesa el COI.
Y es que Pyeongchang podría exhibir con orgullo varios logros, pero la sombra de su antecesor todo lo oscurece. A 30 años del estreno olímpico de Corea del Sur con los Juegos de verano de Seúl 1998, los poco más de 10.000 millones de dólares invertidos convirtieron a la provincia de Gangwon en una meca de los deportes invernales. El costo que parece una baratija si se compara con los 50.000 millones gastados cuatro años antes en Sochi.
«Todo está terminado», afirmó con el orgullo el gobernador de Gangwon, Choi Moon Soon, en la apertura de las dos villas olímpicas, la de Pyeongchang en la montaña y la de Gangneung sobre la costa este de la península.
También a nivel político los organizadores están en condiciones de mostrar un gran triunfo, con la participación de 22 deportistas norcoreanos, un desfile conjunto de las delegaciones de Corea del Sur y del Norte y un equipo unificado en el hockey sobre hielo femenino.
Sobre todo porque se trataba de algo impensado hace unos meses, cuando todo era tensión entre Seúl y Pyongyang, e incluso en algún momento el COI pensó en impulsar una tregua olímpica para garantizar la seguridad de los Juegos.
«Ese momento será muy emocional no sólo para Corea, sino para el mundo entero», vaticinó Bach.
Sin embargo, el fallo de la Corte Arbitral del Deporte (CAS), que el jueves levantó la sanción de por vida aplicada por el COI a 39 deportistas rusos y abrió la posibilidad a que 28 de ellos participaran en Pyeongchang, provocó intranquilidad e incertidumbre en el organismo.
«Fue muy decepcionante y sorpresivo para el COI. Nunca lo hubiéramos esperado», dijo Bach, que señaló que su organismo espera en forma urgente la argumentación del fallo, si bien la CAS indicó que no lo hará antes de fines de febrero.
Tan hondo cayó la sentencia del tribunal deportivo que Bach reconoció su intención de reformar las estructuras de la corte con sede en Suiza. «Sentimos que esta decisión refleja la necesidad urgente de reformas en la estructura interna de la CAS», afirmó el titular del COI.
Rusia, por su parte, celebró el fallo favorable, aunque todavía no llevó adelante ninguna ofensiva contundente pese a que la CAS dijo en su sentencia que no había pruebas concretas para asegurar la existencia de una manipulación de muestras con apoyo estatal como había argumentado el COI para sancionar al Comité Olímpico ruso, a sus funcionarios de alto rango y a los deportistas involucrados.
Con esa polémica sin saldarse, un nuevo posible foco de conflicto surgió el domingo, cuando un informe publicado por la emisora alemana ARD, su par sueca SVT, el periódico británico «The Sunday Times» y el portal suizo republik.ch aseguró que casi uno de cada dos medallistas olímpicos o mundiales de esquí de fondo entre 2001 y 2017 registraron valores sanguíneos anómalos.
En total, 313 medallas olímpicas o mundiales, 91 de ellas doradas, quedaron bajo sospecha, más allá de que los valores sanguíneos anómalos no son necesariamente sinónimo de doping. Sin embargo, la investigación considera altamente improbable que tantos niveles fuera de la norma se hayan producido por una causa natural.
Por Christian Hollmann