(dpa) – El tráfico en los seis carriles de la autopista era intenso y los conductores estaban visiblemente nerviosos. Por primera vez en 160 días llovía a cántaros en Las Vegas durante la última edición de la Feria de Tecnología CES. No era de extrañar que Werner Preuschoff estuviera plenamente ocupado en conducir su nuevo Mercedes Clase A de forma segura a destino.
En el pasado, ante una situación semejante, hubiese sido imposible que el ingeniero alemán buscara al mismo tiempo algo en el navegador u operara con sus manos alguna perilla en el tablero. Ni hablar de enviar un correo electrónico u organizar la agenda de los próximos días.
Sin embargo, para el desarrollador de Mercedes el estado de la calle no parecía ser un obstáculo para ajustar la temperatura del auto, realizar una reserva en un restaurante y organizar su jornada laboral del día siguiente. Como si dialogara con su secretaria, Preuschoff hablaba con su auto y le expresaba sus deseos. Todo ello sin quitar las manos del volante o los ojos de la carretera.
Al igual que con las aplicaciones integradas en los teléfonos inteligentes como Siri o Amazon Alexa, el conductor no tuvo que aprender comandos previos.
«Alcanza con decir ‘Hey Mercedes’ para abrir la aplicación y luego seguir hablando libremente», describió el director del proyecto de la nueva experiencia de Mercedes-Benz (MBUX).
El nuevo Clase A, que llegará en el verano boreal, equipará el nuevo sistema de información y entretenimiento MBUX ampliado, con una gran pantalla táctil y gráficos aún más elaborados, que podrá utilizarse con controles de voz.
El asistente de voz inteligente Casey desarrollado por el proveedor Bosch trabaja con un principio muy similar. Según la compañía alemana reconoce solicitudes en 30 idiomas y está capacitado a responder a los pedidos del conductor como si fuera un pasajero más.
A diferencia del sistema de Mercedes, Casey incluso puede tener su propio nombre. Esto significa que los usuarios finalmente pueden darle un nombre a su automóvil, según señaló un experto de Bosch en la feria.
La inteligencia del sistema se encuentra en la llamada unidad principal (Head-Unit) y el análisis se realiza en el automóvil. Si además hay disponible una conexión online, los servicios se pueden complementar con información actualizada, como previsiones meteorológicas o los menús de los restaurantes seleccionados.
Según Bosch, como en el sistema Mercedes, también aquí se usa inteligencia artificial monitoreando los hábitos del usuario y sacando conclusiones para situaciones futuras.
Los asistentes de voz inteligentes marcaron una de las grandes tendencias en la CES. La razón es muy sencilla: los vehículos son cada vez más complejos. La oferta de infoentretenimiento y de nuevas funciones es ilimitada. Como además de la movilidad eléctrica también la conducción autónoma es una gran tendencia, las personas dentro del automóvil tendrán cada vez más tiempo para manejar ese tipo de sistemas.
«Entonces se necesita una interfaz de usuario que sea tan convincente como funcional», señala Carsten Breitfeld, jefe del startup chino Byton. El vehículo todoterreno que la marca china planea lanzar en 2019 impresionó menos por su propulsión eléctrica como por su cabina. Todo el tablero consiste en una sola pantalla, que se controla a través de operaciones táctiles, el control de gestos y, por supuesto, a través del asistente de voz Amazon Alexa.
La complejidad en el manejo se puede reducir significativamente con sistemas como estos. Por eso, en autos como Byton no hay más que un puñado de interruptores.
El fabricante japonés Nissan va más allá: quiere leer los pensamientos del conductor. A través de la tecnología B2V (Brain-to-Vehicle), de «cerebro a vehículo», la compañía nipona quiere predecir las reacciones del conductor.
El B2V funciona mediante electrodos que miden los patrones eléctricos en el cerebro. Los sistemas autónomos los analizan e incorporan en la interacción con el automóvil. Por ejemplo, el sistema debería ser capaz de predecir los movimientos de conducción y frenado para luego implementarlos rápidamente.
Por Thomas Geiger