(dpa) – El incremento de lluvias en los Andes y la Amazonía del Perú mantiene hoy en alerta a diversos puntos del país donde ya se han registrado deslizamientos y desbordes de ríos, según reportes del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN).
El COEN informó que se espera que en los próximos días el río Marañón, en el departamento amazónico de Loreto, incremente «significativamente» su caudal e ingrese a un estado de «alerta roja».
De hecho, ese escenario ya se vio el sábado en el río Madre de Dios, en el departamento selvático del mismo nombre, donde un desborde dejó más de 400 afectados y 120 viviendas dañadas.
En el departamento andino de Ayacucho, los deslizamientos de tierra y piedras interrumpen importantes vías de acceso. Entretanto, el COEN reportó que algunos distritos de la selva y sierra soportaron precipitaciones extremas en las últimas horas.
Según el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), la alerta en esas zonas está relacionada al fenómeno La Niña, que se caracteriza por fuertes lluvias en los Andes y la Amazonía y frío extremo en el sur del Perú.
Los efectos de La Niña también se viven en Lima. En el distrito de Chosica, decenas de viviendas y algunos puentes están en riesgo de colapsar debido al aumento del caudal del río Rímac. Varias familias han sido evacuadas por Defensa Civil.
Los vecinos de Chosica y de otros distritos del este de Lima tomaron en la víspera una vía principal de la ciudad para exigir al Gobierno medidas de prevención ante posibles desastres.
«Somos un país de alta vulnerabilidad y por lo tanto la gestión de riesgos debe ser prioridad. Ahora mismo nos encontramos en el contexto de La Niña. Se sabía que habría un año lluvioso. La pregunta es ¿cuándo vamos a reaccionar?», cuestionó la especialista del Senamhi Griania Ávalos al diario «La República».
Diversos sectores del país reclaman al Gobierno que tome medidas de prevención teniendo en cuenta que en los últimos años, los efectos los fenómenos meteorológicos son más agresivos.
El año anterior, el «fenómeno del niño costero» recalentó el mar del Perú y del sur de Ecuador, lo que ocasionó lluvias que degeneraron aluviones, dejó unos 160 muertos y más de un millón de afectados.