(dpa) – La derrota ante Tomas Berdych golpeó duro a Juan Martín del Potro. Por el escenario y por la forma en que se dio. La máxima figura del tenis argentino, sin embargo, apenas está dando los primeros pasos en un año que le sigue proponiendo importantes desafíos.
Si el 2016 fue el año de la resurrección milagrosa y el 2017 el de la consolidación, el 2018 encuentra a Del Potro en una plataforma de despegue más que propicia.
Una derrota tan contundente ante Berdych en la tercera ronda del Abierto de Australia no entraba en los planes del argentino, pero los objetivos siguen siendo los mismos: poder jugar una temporada completa al más alto nivel, continuar la evolución del revés y consolidarse en el top ten, si bien los rankings no son la prioridad en este momento de la carrera de Del Potro.
«Mi principal objetivo para el año es completar todas las giras que quiera hacer, que el año pasado no lo pude concretar. Y es seguir mejorando mi revés. Cada vez juego con menos slice, pero tengo muchas cosas para seguir mejorando», comentó tras su derrota ante Berdych.
«Por supuesto que me gustaría estar en las posiciones top todo el año. Será interesante intentar estar ahí, porque muchos otros jugadores tienen las condiciones para estar en el top ten», analizó.
La gira inicial de la temporada deja a Del Potro un balance «aceptable», según su propia definición. Llegó a la final en Auckland, a la tercera ronda en Australia en su regreso a Melbourne después de cuatro temporadas y volvió al top ten tras más de tres años.
El argentino arribó al torneo como décimo del ranking mundial, aunque su posición al finalizar el certamen dependerá de cómo le vaya a jugadores como Pablo Carreño, Novak Djokovic o Nick Kyrgios.
En cualquier caso, Del Potro tendrá la posibilidad de estar entre los preclasificados en todos los torneos que dispute y evitar así cruces duros en las primeras rondas, tal como le sucedió el año pasado. Su próximo torneo será a fines de febrero en Delray Beach, primera parada de una gira norteamericana de canchas duras que continuará con Acapulco y los Masters 1000 de Indian Wells y Miami.
Además del ranking, Del Potro cuenta con otros dos elementos que invitan al optimismo: un entrenador a tiempo completo que mantiene desde el final del año pasado, el ex doblista Sebastián Prieto, y una base en lo físico tras una pretemporada completa en diciembre.
«El año pasado lo arranqué a fines de febrero y ahora ya tengo dos torneos encima y con resultados aceptables», recordó Del Potro, que en 2017 decidió saltarse el Abierto de Australia para poder recuperarse después del clímax que significó la conquista de la Copa Davis.
Para seguir creciendo, sin embargo, el argentino necesita continuar progresando en su revés, el Talón de Aquiles de su juego después de las tres operaciones a las que se sometió en la muñeca izquierda. Los rivales lo saben y consiguen mantenerlo a la defensiva jugándole por ese sector, como hizo Berdych en Melbourne.
El argentino mejoró mucho, es cierto, y ver un revés paralelo o con top spin ya no es una extrañeza. Pero según reconoció en Australia, aún le queda camino para pegar al mismo nivel que lo hace en los entrenamientos.
La otra clave es el físico. La pretemporada ayuda, pero su cuerpo sigue siendo uno de sus puntos frágiles. Aún está por verse si el argentino puede aguantar, por ejemplo, giras completas en superficies como el polvo de ladrillo.
Estar sano y poder jugar al tenis es la base de todo, tal como reconoce el propio Del Potro. «El número en el ranking no me cambia mucho. Sí me cambia estar jugando al tenis y no sentir ningun dolor físico ni tener que parar por ninguna lesión. Eso es lo más importante».
Por Tomás Rudich