(dpa) – Un grupo de economistas alemanes y franceses reclamaron hoy en un escrito conjunto una serie de reformas importantes en la zona euro para poder hacer frente a la posibilidad de una nueva crisis financiera.
«La unión monetaria europea sigue teniendo como hasta ahora notables debilidades, su arquitectura institucional y financiera es inestable», escribieron en el documento presentado hoy en Berlín.
Los autores reclamaron, entre otras cosas, modificar la opaca regla de deuda del Tratado de Maastricht y crear un sistema de seguridad europeo para los ahorros.
Las perspectivas económicas en los 19 Estados que comparten el euro y en el conjunto de la Unión Europea son actualmente, al menos en una primera mirada, tan buenas como hacía tiempo que no ocurría.
Tras años de crisis, en la que la eurozona estuvo a punto de zozobrar debido a la bancarrota estatal de Grecia, el conjunto de los países vuelven a registrar crecimiento. La preocupación viene sin embargo de las elevadas deudas estatales y el enorme volumen de créditos dudosos en los balances bancarios, sobre todo, en Italia.
«Europa debe ser reformada. Para lograrlo, primero deben ponerse de acuerdo Alemania y Francia», declaró el co-autor del documento y presidente del Instituto alemán de Investigación Económica (DIW), Marcel Fratzscher, a dpa. Junto con Fratzscher, otros economistas importantes de Alemania firmaron el documento, entre otros, el presidente del Instituto Económico Ifo, Clemens Fuest, y una de las consejeras económicas del Gobierno alemán Isabel Schnabel.
No son los primeros en proponer una serie de reformas. La Comisión de la Unión Europea y el presidente francés, Emmanuel Macron, ya han presentado propuestas para reformar la Unión Europea (UE) y la eurozona.
«Así como está concebida la eurozona de momento, el euro no es sostenible», declaró Fratzscher. «La preocupación es que la política no actúe, sino que espere. Sin embargo, ahora lo mejor es emprender reformas. Hay margen de tiempo. El próximo año son las elecciones europeas», indicó con la mirada puesta en la recuperación económica de la zona euro.
Las propuestas de reformas de los economistas se dirigen en general hacia una mayor responsabilidad de cada país, explicó Fratzscher. «Al mismo tiempo queremos mejorar la coordinación. Se trata de lograr reglas mejores y más sensatas, que también se puedan mantener».
Los economistas presentaron en concreto seis reformas. Así, con una especie de «fondo para los malos tiempos» se podrían amortiguar grandes crisis económicas, comentó. Éste estaría financiado a través de contribuciones de los Estados miembros. «Para asegurarnos que el fondo no se convierta en una transferencia permanente, las contribuciones para el fondo común deberán ser más elevadas para los países que más requieran el mismo», escribieron en el documento.
La regulación actual sobre la deuda debería simplificarse y piden también mejorar la supervisión de políticas económicas nacionales. En el escrito participaron por parte del lado francés economistas que asesoraron al presidente Macron durante la campaña electoral, como Jean Pisani-Ferry, Emmanuel Farhi y Philippe Martin.
Asimismo, los autores proponen una institución independiente para el control de la política fiscal de los Estados miembros y que la responsabilidad para la concesión de créditos de ayuda con condiciones para los Estados en crisis debe quedar por completo en manos de un reformado Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). En la crisis griega también se involucró al Fondo Monetario Internacional (FMI).
En el ámbito del gasto estatal proponen que éste no crezca más rápidamente a largo plazo que el producto interno bruto nominal, y para los países que tengan que reducir su deuda proponen que el gasto crezca más despacio. No obstante, la normativa debería estar supervisada por «consejos fiscales nacionales independientes».
Además, los economistas reclamaron poner fin «al círculo vicioso» de una dependencia financiera entre los Estados y sus bancos, a través de aumentar las exigencias de capital propio a los bancos que tengan una concentración de bonos de deuda soberana de un sólo país, así como una garantía común de depósitos.